Christopher había salido de viaje hace unos días, y estará casi un mes fuera. No había hablado mucho con él por la diferencia de hora y por las cosas que ambos debíamos hacer de trabajo, en estos cinco días que a estado fuera sólo hemos hablado dos veces.
Por suerte ya tenía un trabajo, así no me volvería loca estando sola en casa.
—Lista.
Abrí los ojos cuando Fabiola terminó de maquillarme, me pasó un pequeño espejo para que me viera. Hoy se harían las fotos, estaba nerviosa desde que me desperté en la mañana.
—Hermosa como siempre. —sonrió.
—Gracias, Fabi. —me puse de pie, ajustando el albornoz que tenía— ¿Crees que esto quede bien?
—Esas fotos quedarán perfectas, tú estás perfecta, así que anda. —me animó.
Tragué nerviosa y respiré profundo, dirigiéndome hasta el estudio en donde me tomarían las fotos. Ya me había colocado la lencería antes de que Fabiola comenzara a maquillarme.
Me encontré con varias modelo que poco a poco iba conociendo, hablé con ellas unos momentos antes de que me llamaran. Jensen sería el encargado de tomar las fotos, estos días lo he conocido mejor y es un tipo muy agradable, es un poco raro pero agradable.
—No estes nerviosa, te veras muy bien. —dijo sonriendo.
—Eso espero... —murmuré más para mi misma.
Bueno, es ahora o nunca Davina. Quité el albornoz y quedé en la lencería roja que me habían dado, intenté calmar mi corazón para no verme nerviosa ni rígida.
Me fui relajando poco a poco, posé a la cámara durante varios minutos, colocándome de mil formas diferentes para cada foto. Cuando las fotos acabaron, miré a un lado en donde Fabiola estaba sonriendo y levantando los pulgares.
—Quedaste bien. —miré a Jensen, su rostro estaba muy rojo y no me miraba, solo miraba la cámara— Te haré llegar las fotos hoy mismo o mañana.
—De acuerdo. —me pasaron el albornoz, me lo coloqué caminado hasta donde él— ¿Me dejas verlas?
—Claro.
Me las mostró una por una. Sonreí, quedaron muy bien, yo me veía muy bien. Fabiola se acercó y las miró conmigo.
—Te ves increíble. —me abrazó— ¿Cómo crees que reaccionara tu novio cuando las vea? —rió
Probablemente primero me preguntará quien me tomó las fotos, hará una escena de celos, y luego me encierra en nuestra habitación por horas.
—Le gustarán, mucho.
¿Sería muy arriesgado mandarle las fotos cuando estará tres semanas más fuera? Sinceramente, pienso que en cuanto las vea y regrese terminaré adolorida.
Pero tomaré el riesgo.
Media hora después me estaba quitando todo para ponerme la ropa con la que llegué, me quité el maquillaje e hice una coleta alta solo sacando un mechón de cabello. Fabiola y yo paramos en un restaurante a comer antes de irnos a nuestras casas. Nos sentaron en una mesa en la terraza y al rato tomaron nuestra orden.
