Christopher
Al estar frente a su edificio le mandé un mensaje para que bajara. Había quedado con ella de salir está noche. Era la primera vez que saldríamos y cuando se lo propuse se puso demasiado nerviosa.
No tardó mucho en bajar. Me le quedé mirando cuando salió del edificio despidiéndose del portero, lucía un corto vestido rosa con su cabello castaño suelto.
Tenía una obsesión con ese color, todo su departamento estaba decorado con ese color. Y aunque yo lo odiaba, debo decir que se veía demasiado bien cuando lo traía puesto.
Sonrió mostrando los dientes cuando me vio, dio unos pasos antes de detenerse para tomar su celular.
—¿Qué haces?
—Tomándote una foto. —me la mostró— Te ves muy bien ahí.
—¿Me tomas una foto para enmarcarla y ponerla en la pared de tu habitación? —bromeé.
Rió negando, parándose frente a mí con una sonrisa nerviosa.
—No tienes tanta suerte para eso.
—Christopher, mi amor. —desperté al sentir que me movían.
Terminé abriendo los ojos sintiendo el comienzo de un dolor de cabeza. Me encontré con los ojos ámbar de Davina mirándome preocupada, pasó su mano por mi cabello.
—¿Cómo te sientes, amor?
Como la mierda, siendo que la cabeza me daba vueltas al libro de cerrar los ojos otra vez.
—¿Qué diablos pasó?
Me senté en la cama.
—¿No recuerdas nada de lo que ocurrió ayer?
Froté ni cara con las manos. Lo último que me viene a la cabeza es haber estado en la oficina de la central con Patrick resolviendo unos asuntos sobre la misión de mañana. No recuerdo haber salido de la central ni haber llegado aquí.
—Me imagino que bebieron, ¿verdad?
—Ajá. —me levanté de la cama para tomar una aspirina— ¿Qué pasó?
—Amor. —suspiró— Gema y Liz te trajeron, estabas drogado. —me tensé— Ellas te drogaron, pero por suerte llegué a tiempo y no pudieron hacerte lo que tenían planeado.
Hija de puta... Me volteé a verla. Estaba muy preocupada, y lo podía ver por la forma en la que movía sus dedos.
—De acuerdo.
Su expresión preocupada cambió a molestia en segundos, se puso de pie de la cama cruzándose de brazos.
—¿De acuerdo? —hizo una mueca— ¿Eso es todo?
—Dijiste que no pasó nada. —levante los hombros.
—Christopher, estuvieron a punto de... —dejó de hablar negando. Cerró los ojos y respiró profundo antes de volver a mirarme— Cuando entré, noté lo que te habían echo y luego caí en cuenta de lo que quería hacerte, le dije a Make y a Tyler que las sacaran y las encerraran hasta que tú dieras la orden de volverlas a sacar. —se pasó las manos por su cabello— Pero estoy notando que no te interesa lo que hicieron, así que te diré algo.
Caminó lentamente hasta quedar frente a mí, parecía un minion enojado.
—Pobre de ti que las liberes, Christopher, porque todo el enojo que tengo con ellas lo pagarás tú. —amenazó.