Davina (21 años)
Estaba muy nerviosa. Demasiado.
Dios... Nunca he tenido una cita con un hombre. ¿Qué voy a hacer?
—Primero, relájate. —Fabiola me tranquiliza, o lo intenta— No es el fin del mundo.
—¿Que tal si lo arruino?
—No lo harás, sólo irán a cenar. —sonríe.
—Exacto.
Christopher me había invitado a salir esta noche, una cena y luego a dar una vuelta.
El problema es que yo no como...
¿Por qué dije que si? Nanci me asesinará cuando mañana me tomen mi peso.
—Davi, deja de pensar en el peso y vamos a lo importante. —va hacia mi armario y saca dos vestidos, uno azul y otro rojo— ¿Cual de los dos te pondrás?
Los miro bien. Ambos me gustan mucho pero...
—Quiero uno rosa.
Ese es mi color favorito y, es muy raro si uso otra ropa que no sea en ese color. No me siento yo si no lo hago.
—A veces me preocupa tu obsesión por el rosa. —entra otra vez al armario, sale con mi vestido rosa en la mano.
Fabiola había venido para ayudarme a arreglarme para la cena, ella misma se ofreció a hacerlo diciendo que era algo importante.
Me coloco el vestido y dejo que me arregle el cabello, siento que está haciendo mucho drama por esto.
—Lista. —me dice al terminar.
Justo, Christopher manda un mensaje diciendo que ya está abajo. Los nervios aumentan de cien a mil en un solo segundo.
—Tranquila, es tu primera cita en la vida, lo sé, pero debes estar tranquila.
—No puedo... Siento que lo arruinaré.
—Claro que no. —asegura— Ahora baja y actúa lo más relaja que puedas. Yo estaré aquí para cuando llegues.
—De acuerdo...
—Mándame tu dirección en tiempo real y si quieres que vaya por ti, me llamas rápido.
—Lo haré.
Le doy un corto abrazo con una sonrisa. Salgo de mi departamento tomando mi abrigo y cuando estoy en la puerta respiro hondo antes de salir. No quiero que me vea nerviosa.
—Que tenga linda noche, señorita Tremblay. —el portero me da una sonrisa al pasar por su lado.
—Buenas noches. —sonrío.
Veo a Christopher junto a su auto, me acerco a él con una sonrisa y no puedo evitar tomar ni celular para tomarle una foto por lo bien que se ve.
—¿Qué haces?
—Tomándote una foto. —se la muestro— Te ves muy bien ahí.
—¿Me tomas una foto para enmarcarla y ponerla en la pared de tu habitación?
Christopher haciendo bromas... Que cosa más rara. Río nerviosa y niego, poniéndome frente a él.
—No tienes tanta suerte para eso.
Sólo la guardaré en mis fotos porque se me hace muy guapo ahí.
—¿Nos vamos?
Subimos a su auto. Sorprendentemente estuvo bastante hablador por el camino, algo que agradecí internamente pues sentía que mis nervios aumentarían muchísimos más si íbamos en silencio.