Christopher
Ella está equivocada.
Está equivocada si cree que la dejaré hacer eso.
Desde hace meses le llevan llenando la cabeza de idioteces, intentando convencerla de que se opere. Es la primera vez que dice que lo va a hacer.
—Estás demente si piensas que harás esa estupidez.
—Oye...
—Me imagino que esto no salió de ti. —me crucé de brazos— Como siempre es cosa de tu agente, y como siempre haces lo que ella te dice. —tragó nerviosa— Dijiste que renunciarías.
—Mi jefe salió de viaje, y es él quien tiene mi contrato, no pude hacerlo. —suspiró— Ya tomé la decisión, Chris, es lo que quiero hacer.
Como si ella tomara decisiones por ella misma.
—¿Lo que tú quieres o lo que la agencia quiere? —se quedó callada dándome su respuesta. Bufé— Por supuesto.
—Eso da igual, Christopher.
—A ti todo lo que te piden te da igual. Empezando por las dietas ridículas que casi hacen que termines en el hospital hace un año. —le recordé. Hace un año cerca de uno de sus desfiles estuve a nada de llevarla al hospital por un desmayo— ¡Dejas que hagan lo que se les da la puta gana contigo porque no puedes decir que no!
Miró a otro lado por la forma en que le hablé.
—No lo vas a hacer, no dejaré que lo hagas.
—Tampoco me vas a prohibir cosas, esta fue mi decisión.
—Tus ridículas decisiones me valen mierda, Davina.
—Deja de hablarme de ese modo...
Estaba nerviosa, lo podía ver en la forma en que jugaba con sus dedos. Siempre lo hacía cuando estaba nerviosa.
—Pues la única forma que escuchas es cuando te hablan así, ellos lo hacen y no te veo enojada.
Me miró por un segundo con los ojos rojos antes de ponerse de pie caminando hacia la puerta del estudio.
—Ven acá, Davina.
Me ignoró.
Maldita sea. Me levanté de la silla para ir detrás de ella. Me sonrió e intentó salir rápido, antes de que saliera la tomé del brazo y cerré la de un portazo que hizo que se sobresaltara.
La volteé, seguía sin querer mirarme. Tomé su mentón para que lo hiciera.
—No voy a dejar que lo hagas para que luego vengas con arrepentimientos.
La conozco mejor que ella misma, y es que sé que si se hace esa estúpida cirugía se va a terminar arrepintiendo.
—Soy modelo, se supone que siempre debo verme bien. —murmuró— Tengo reglas, Christopher. Hay tallas que debo seguir, y si quiero continuar siendo modelo debo hacerlo.
Ya esto me tiene hastiado.
No veo la hora en la que salga de ese lugar, lo único que hacen es dañarle más la mente. Ya no sé que más hacer o decirle para que se sienta bien.
Ya me hice cargo de su agente, era quien más la hundía, y fue a la primera que quite de su vida.
—Dav. —me pasé las manos por la cara— Ya para con esto.