Cassian (16 años)
La música resuena por mis audífonos mientras lanzo la pelota al techo se mi habitación, esta se queda pegada por unos segundos hasta que cae, y hago lo mismo una y otra vez.
Esto de estar de vacaciones es aburrido, por lo menos en los días de que papá está en misiones, se supone que cuando vuelva nos iremos de viaje a la playa, pero mientras tanto nos la pasamos en la casa haciendo nada, o por lo menos yo.
Mis hermanos encuentran cualquier cosa para entretenerse.
Veo como la puerta es abierta, Dorian pasa con la misma mala cara de siempre. Pongo pausa a la música cuando se cruza de brazos frente a mi cama.
—¿Qué quieres?
—Tienes que bajar, Alex está aquí.
Ruedo los ojos.
—¿Y? Viene por Rhett y las gemelas.
Yo nunca he sido tan cercano a él, quizás porque era muy poco lo que lo veía de niño, Dorian mucho menos. A Audrey no le interesa si viene o no, sólo le importa que le regalen cosas siempre, así que por los únicos que él viene son por Rhett, quien es más amable, y aún así tampoco le gusta tanto verlo, y las gemelas porque aun son pequeñas.
—Le está hablando horrible a mamá.
Me quito los audífonos y me siento en la cama al escuchar eso frunzo el ceño y rápido salgo de la cama.
—¿Por qué no hiciste algo? —le reclamo.
—Le dije a Alex que se largara y dejara en paz a mamá, pero ella me mandó a mi habitación. —lo volteo a ver— ¿Qué? Me dio la mirada, cuando me mira así no la puedo contradecir.
Salgo de mi habitación y con Dorian detrás de mi bajamos hacia la sala en donde escucho la plática de ambos adultos nada lindo por parte de mi abuelo.
Rhett viene de brazos cruzados hacia mi.
—Ve y dile algo, porque mamá ya me mandó a mi habitación por llamarlo idiota. —pasa por mi lado subiendo las escaleras.
—Aitana, Alahya. —llamo a mis hermanas gemelas que están de chismosas asomándose a la sala— Suban, ahora.
Ellas se miran y toman las dos bolsas de regalos que seguramente Alex les dio. Le digo a Dorian que vaya con ellas a sus habitaciones para que no vayan a bajar.
Me quedo detrás de la pared, escuchando lo que Alex le dice a mi madre. Aprieto los puños con cada palabra que sale de su boca. ¿Cómo puede hablarle así a mi mamá?
—A mi madre no la vuelves a insultar, ni mucho menos alzar la voz. —salgo de donde estoy y me pongo entre ello dos, frente a mi madre— Jamás lo vuelvas a hacer, a ella la vas a respetar.
Levanto la mirada enfrentándolo.
—Cassian. —mamá habla suave— Vete a tu cuarto, por favor.
—No. —niego sin voltearla a ver.
—No te metas en esto, Cassian. —dice el anciano frente a mi.
—Papá no está, pero estoy yo. —doy una paso más al frente— Es mejor que te vayas, o te sacaré a golpes de aquí.
Mamá me hache a un lado y la miro molesto, pero sólo me pone detrás de ella.
—Ya lárgate de mi casa, Alex, no lo volveré a repetir, no me hagas llamar a seguridad.
Al decirle eso se voltea a mí, me le quedo mirando al viejo que se larga diciendo cosas que no logro escuchar. Cuando escucho que la puerta se cierra miro a mamá.