Estaba enojada, muy enojada.
Anoche, luego de abofetear a Christopher y que él mi mirara sorprendido, ni si quiera lo dejé hablar, subí a la habitación y puse llave a la puerta para que no entrara.
—¿Qué mierda?
Christopher se tocó la mejilla derecha, en donde hace unos momentos lo había golpeado. Me miró confundido por mi reacción.
Quizás no debí hacer eso, porque soy zurda... lo golpeé con la mano izquierda... mano que tiene el anillo... Ahora se ve una pequeñita línea de sangre.
—Davina...
Pero seguía enojada.
—¡Cállate! —me di la vuelta volviendo a las escaleras para comenzarlas a subirlas e irme a dormir— Maldito... tonto...
Lo sentí venir detrás de mí, así que me apresuré a entrar a la habitación. Le cerré la puerta en la cara y le puse el seguro.
—Davina, abre la puerta.
—No, lárgate a dormir en el sofá.
—Si no la abres la voy a tirar. —amenazó.
—Hazlo, y seré yo quien vaya a dormir en el sofá.
Cómo quiera entró en la madrugada cuando ya me había quedado dormida.
Cuando desperté me di cuenta que me tenía entre sus brazos, así que me removí para salirme de ellos. Christopher tenía el suelo ligero, al instante se despertó y me apretó más contra él.
—Si no me sueltas ahora mismo...
—¿Qué harás? —dijo burlón.
Le di un codazo en el pecho haciendo que me soltara.
Me aparté y me levanté rápido, ignorándolo. Entré a mi armario para sacar ropa, y luego entré al baño, colocándole el seguro a la puerta. Él está actuando como si nada, cuando me estuvo ignorando mensajes y llamadas durante días. Ni crea que voy a hablarle bonito, ni a besarlo...
Me cepillé los dientes y bañé. Iba a ir a la agencia en la tarde, a renunciar... Tenía miedo, pero esta vez lo haría. Nanci no está, así que ya nada puede hacer que me quede ahí.
Christopher seguía en la cama cuando salí ya con ropa puesta, sin decir nada me fui de la habitación. Zeus se mantuvo a mi lado, es lo único lindo que tiene esta casa. Bajé a la cocina, dándome cuenta que Miranda no estaba. Vi una nota sobre la isla.
"Señorita, Make dijo que el señor nos dio el día libre a todos, pero como quiera dejé su comida preparada y guardada. Por favor, cómala."
Que hijo de... que tonto era.
Miranda lo que me preparaba era el almuerzo y la cena, el desayuno solo a veces, así que sólo saqué fruta y un yogurt, lo serví en un plato y lo dejé sobre la mesa mientras le daba comida y agua a Zeus.
—Te recuerdo que tengo aún el anillo, y lo volteé. —dije al sentir su presencia— Así que si me tocas te volveré a golpear y esta vez será con el diamante.
Caminé hacia la mesa sentándome dándole la espalda.
—Me voy casi dos semanas y te vuelves violenta.
Bufé.
—Te corrijo, amor. Me gritas y me ignoras por casi dos semanas y me enojo, yo no soy una persona violenta.
Arrastró la silla que estaba frente a mí para sentarse. Tenía ojeras, parecía estresado y enojado.
—No seas infantil.
—Me gritas, me ignoras y ahora me llamas infantil. —lo miré enojada— ¿Quieres añadirle una cereza al pastel, Morgan?
Se quedó callado, y negó.
Sólo una vez me he enojado con él, y dijo que jamás volvería a hacerme enojar.
No soy una persona de enojarme, no me gusta estar enojada. Siempre dejo pasar todo, todo lo que me dicen, todo lo que me hacen, pero el que mi novio me haya ignorado durante días, eso no lo paso.
—No me voy a disculpar por haber interrumpido la cirugía, Davina.
Lo ahorcaría ahora mismo.
—No estoy enojada por lo de la cirugía, estoy enojada porque me ignoraste como si no te importara. Ni si quería hablar de la cirugía, quería saber cómo estaba, si habías comido, si habías dormido, pero no contestaste mis llamadas, luego te mando mensajes de buenos días, lo lees y me sigues ignorando.
Ya iba a llorar, y esta vez no quería que me viera así. Me levanté para servirme algo de tomar, al voltearme él estaba frente a mí.
—Ya basta, Dav. —se pegó a mí— Lo siento.
—Un lo siento no basta... —negué— Sabes lo sensible que soy, sabes que odio que me ignoren, y aún así lo hiciste. —lo empujé y fui por mi fruta.
—Davina, maldita sea. —gruñó.
—¿Sabes? Debería ignórate durante el mismo tiempo que tú me ignoraste a mí, puede que más. —salí del comedor— No aguantarías ni un día.
Caminé hacia el segundo piso, para ir a la habitación y sentarme en el balcón. Christopher me seguía.
—Davina. —me llamó— Dav, no voy a estar persiguiéndote, ya basta.
—No tienes que hacerlo, no quiero que lo hagas.
Lo escuché maldecir, cuando entré otra vez a mi habitación, me volteé, pero él ya no estaba, escuché la puerta del estudio cerrándose con fuerza.
•••
Terminé de desayunar y comencé a prepararme para irme a la agencia, ya había hablado con Fabiola y estaría allá esperando por mí. Me dijo que el jefe se encontraba en su oficina.
Sólo espero que todo acabe bien.
—De acuerdo. —Christopher entró a la habitación, lo miré a través de mi tocador— No debí ignórate, lo siento, ¿está bien? Estaba enojado porque te harías esa maldita cirugía, tampoco debí gritarte. Lo siento, preciosa, lamento en serio haberlo hecho. Así que ya dale fin esto, ya entendí.
Lo miré sorprendida.
—Christopher, sólo han pasado quince minutos. —miré la hora en mi celular.
—Sí, como sea, ya deja de hacerlo.
Me crucé de brazos.
—No es bonito que la persona que amas te ignore, ¿verdad? —sonreí— Le gustó ese lo siento, pero no es suficiente.
Suspiró.
—¿Qué quieres que haga?
—Tengo varias cosas en mente... —ladeé la cabeza— En primera, quítate, vas a llevarme.
Se acercó a mí acorralándome contra el tocador.
—¿A dónde?
—A la agencia. —puse mis manos en su pecho para alejarlo, pero ni lo moví un centímetro— Quítate... Te voy a golpear otra vez.
—¿Para qué vas a allá?
—Para renunciar, pero no podré si no te quitas.
Se inclinó para besarme, volteé el rostro antes de que lo hiciera, dejó besos por todo mi rostro.
—Vamos. —tomé su mandíbula, volteando su rostro para mirar su mejilla, viendo la pequeña línea roja que aún tenía— Lo siento. —hice una mueca y luego negué rápido— No, no lo siento... te lo merecías.
—¿Hasta cuando vas a estar así?
—¡Hasta que yo quiera!
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• Christopher: Yo dejé a mi tranquila novia aquí, y me recibe esta loca... me gusta.