Alahya (11 años)
Me quedo quieta frente al estudio de papá, nerviosa. ¿Cómo le digo esto sin que se enoje? Como quiera se va a enojar...
Pero que lo haga mejor conmigo, no quiero que Aitana esté en problemas por mi culpa. Ella no me lo perdonaría, y yo tampoco lo haría.
Respiro hondo tomando valor para abrir la puerta. Asomo mi cabeza para poder ver a papá hablando por celular.
—Papi... —llamo su atención— ¿Podemos hablar?
—Hazte cargo de eso. —cuelga la llamada— ¿Qué sucede?
Entro por completo y camino hacia donde él con la cabeza agachada. Estiro mis manos pasándole su arma.
—¿De donde mierda tomaste esto? —pregunta en un muy feo tono— Contéstame, Alahya.
Ay... Él no me llama de esa forma a menos que esté enojado. Sé que lo está y que merezco que lo esté, pero no me gusta.
Trago nerviosa sin mirarlo a los ojos. No quiero hacerlo.
—No te enojes, por favor...
Papá toma mi mentón para que lo vea, mi labio comienza a temblar.
—No llores y dime de donde tomaste esto.
—De tu gaveta... —hablo bajito— Pero te prometo que no hice nada, te la traje rapidito.
Levanta una ceja aún muy serio... No me gusta que me mire así, no me gusta cuando se enoja.
—¿Por qué Aitana tomó mi arma? ¿Para qué?
Niego rápido abriendo mucho mis ojos.
—No papi, yo la tomé, Nana no tuvo nada que ver.
—No me mientas, Alahya. —vuelve a hablarme feo.
No quiero llorar, pero no me gusta cuando papá me habla de ese modo. No me gusta nada. Siempre se quejan de que soy muy sensible y lloro por todo, pero no puedo evitarlo, menos cuando mi papi me habla de un modo tan feo y se enoja conmigo.
—Fue por mi culpa, papi. —paso mis manos por mis mejillas— La tomó por mi, pero te prometo que no hizo nada.
—Eso no responde mi pregunta.
Bajo la mirada unos segundos, intentando tener un poquito de valor para decirle todo.
—Es que... —lo miro— Papi, hay unos chicos que me molestan en la academia... Nana se enteró en un feo momento y les dijo que los mataría se me volvían a tratar mal...
Papá mira aún más feo, sé que está ahora muy enojado.
—Tomó el arma para asustarlos, jamás les iba a disparar. —sigo— Pero yo no quería que se metiera en problemas, por eso te la traje... No la vayas a castigar, ¿sí? Fue mi culpa.
Papá continúa mirándome serio, bajo la mirada hacia mis pies para no tener que verlo a los ojos.
—Tú y yo hablaremos luego junto con tu madre. —se levanta de su silla.
—¿A donde vas..? —lo sigo cuando sale del estudio.
—A hablar con tu hermana.
—¡No! —me adelanto deteniéndome frente a él— No papi, por favor, si la regañas va a saber que te lo dije y se enojará conmigo.
Y yo no quiero que se enoje conmigo, es mi hermana y mi mejor amiga, no quiero perderla por mi culpa. No debí hablar con papá sobre esto, pero tampoco quería que ella estuviera en problemas más graves...