Narrador Omnisciente
Davina se despertó muy temprano en la mañana para preparase. Tomó su tiempo con su cabello, lo lavó bien y luego lo dejó secar al natural, en la agencia le harán el peinado correspondiente para cada vestimenta.
Se dedicó a estar tranquila en su casa hasta las dos de la tarde, cuando se despidió de Zeus y partió hacia la agencia. Debía llegar ahí primero y luego unas camionetas las llevarían a todas hacia el lugar en donde se haría el evento.
—¿Quiere que me quede con usted, señorita? —el escolta le habló mientras conducía— ¿O prefiere llamarme cuando todo acabe?
—Quedare conmigo. —le sonrió— Quiero irme rápido a casa cuando todo acabe.
—Cómo usted guste.
La dejó frente a la entrada de la agencia, Davina se bajó de la camioneta tomando su bolso y entró al edificio. Tomó el ascensor para llegar hasta el piso en donde la esperaban. Las puertas se abrieron, se dirigió hasta la sala en donde las demás estaban.
Se sentó en su lugar hablando con unas cuantas compañeras hasta que llegara el resto. Al estar todas les comenzaron a hablar sobre el desfile, el mismo discurso que decían antes de que se comenzaran a preparar.
Sólo fueron unos diez minutos, luego cada una se fue a su silla para que las peinaran y maquillaran.
Una mujer se posó frente a Davina cuando iba hacia Fabiola.
—Señorita, Nanci la está esperando en su oficina.
Davina frunció el ceño confundida.
—¿Sabes por qué? Tengo que prepararme.
—No lo sé, pero quiere que vaya ahora.
Ella suspiró y dio la vuelta para caminar hasta la oficina de su agente. Tocó la puerta antes de asomarse. Nanci la miró y con una seña le dijo que se sentara.
—¿Puede ser rápido, por favor? —dijo la chica sentándose— Tienen que maquillarme y me están esperando.
—Eso no pasará. —tenía la mirada en varios documentos.
—¿Cómo que no pasará? —se puso nerviosa.
—No estarás en el desfile, puedes irte a tu casa.
No... esto no puede ser.
—Ayer me dijiste que... —las manos le comenzaron a temblar— Nanci, no puedes sacarme de el desfile, estamos a solo pocas horas, no puedes hacerlo.
—Puedo hacerlo. —la miró sin ninguna expresión— No estarás en este desfile, pero si haces casa cosa que te digo, estarás en el siguiente y siendo la modelo principal.
—No hay siguiente, este mi último desfile. —apretó los ojos intentando no llorar— Debo estar en él.
Nanci sólo sonrió.
—Esa es otra cosa, tú contrato con esta agencia se extiende un año más.
Ella comenzó a negar deprisa.
—No me hagas esto... no me puedes hacer esto. —se puso de pie— Nanci, por favor. —la mujer se echó hacia atrás en su silla rodando los ojos.
—Te dije desde un inicio que tienes que hacer lo que yo te diga, me desobedeciste, así que ahora enfrenta las consecuencias.
La mandíbula le temblaba, las lagrimas estaban a nada de salir. Su rostro se puso rojo. Pero no dijo nada. Sólo se quedó en silencio, ¿qué podría decir? Nada cambiaria la decisión de Nanci.