5 de Mayo de 2021
Davina
Dos días.
En sólo dos días será la boda.
En dos días estaré casada con el amor de mi vida, estaba tan emocionada que no he dejado de sonreír en todas las horas que llevo despierta.
Todo está completamente perfecto, me había asegurado de que nada tuviera fallas. Lo único que quedaba era descansar de todo el estrés de estas últimas semanas. Y me relajaría demasiado en la luna de miel, aunque no sé todavía en donde será. Christopher me dijo que estaríamos quince días fuera, así que ya había pedido los días libre en la agencia.
Lo malo de no saber dónde sería la luna de miel, es que no tenía idea de que ropa usaría. Que no me tuve que preocupar por eso porque Christopher fue quien ya empacó toda la ropa que usaría.
¿Me asusta? Bastante.
Porque lo conozco, ya me imagino las cosas que va a echar en la maleta. O mejor dijo, las maletas, porque hizo dos grandes.
Pero ahora que lo pienso, era mejor eso aunque me asuste la ropa que usaré, a que no haya hecho nada. Eso me preocuparía muchísimo más.
—Entonces... —estaba sentada en el suelo de casa de Fabiola, comiendo un pai de manzana que había comprado antes de llegar. Fabiola quería hacerme una prueba del maquillaje y peinando para estar seguras de lo que me haría para la boda— ¿Qué sucede entre tú y Recce?
Ella volteó a verme con la paleta de sombras en la mano, con una mirada de como si no entendiera el porqué de mi pregunta.
—¿Qué sucede de qué? —se hizo la idiota.
—Sabes a lo que me refiero, Fabi. —rodé los ojos— Anda, dime.
Ella sonrió, y yo conocía muy bien esa sonrisa.
—Si lo que quieres saber es si ya me acosté con él...
—No, en serio que no quiero saber nada de eso. —negué con los ojos cerrados.
—La respuesta es sí.
Se acercó a mí con esa sonrisa. Suspiré sabiendo que comenzaría a contarme todo lo que sucedió, y así hizo. Mientras me maquillaba relataba sus salidas con él, pero se quedó en la cena que tuvieron ayer en la noche.
—Es un caballero. —sonrió— Estuvo muy coqueto y divertido durante la cena. —terminó de hablar.
—Y es treinta años mayor que tú.
No es como si eso sea un problema para mí o para ella, si lo menciono es porque a Fabiola la idea de salir con alguien mayor nunca le parecía. Hasta ahora al parecer.
—¿Y? —la muy tonta sonrió más— Es muy guapo, sexy, divertido, millonario, y si te cuento como es en el sexo estuvieras igual de relajada que yo en estos momentos.
Desearía estar sorda ahora.
Durante los siguientes quince minutos relató cómo fue que llegaron a un beso, como el beso llevó a otras cosas, y esas cosas a, pues a otras cosas. Creo que quedaré un poco traumada, y no podré ver al tío de mi prometido igual por las cosas que detallo y que en serio intenté no escuchar.
—No sé pones esas caras. —rió al terminar esa parte de la historia— A ti también te han echo de todo, creo que ninguna parte de tu cuerpo sigue virgen.