Unos días luego...
Intento apartarme pero me toma del cabello con fuerza...
No quiero que me haga nada, quiero salir de aquí...
Escucho fuertes ruidos, disparos...
Despierto sobresaltada llevando mi mano a mi pecho cuando siento que me falta el aire.
—Dav. —las manos de Christopher toman mi rostro— Sólo fue una pesadilla, respira.
Me hace mirarlo a los ojos, cuando doy con sus ojos grises intento tranquilizarme.
Estoy bien... Estoy con él...
Sólo fue otra pesadilla.
Christopher se vuelve a acostar en la cama y me atrae a él con suavidad, mi espalda chica con su pecho. Me acomodo entre sus brazos para sentirme segura entre ellos.
Las pesadillas no me han dejando en paz durante días, algunas son peores que otras pero todas tienen que ver con el secuestro. Christopher siempre termina despertándome porque no puedo hacerlo yo sola.
—Duerme un rato más. —pide pasando su mano por mi vientre.
Intento hacer lo que dice, cierro los ojos e intento dormir pero no lo logro del todo. Me quedo dormida y despierto a los minutos. Mantengo mis ojos cerrados para no molestarlo e intento no moverme mucho.
Sé que como quiera se queda despierto junto conmigo, pero no dice nada.
Su alarma suena creo que al pasar una hora, lo que me dice que ya eran las cinco de la mañana. Siento como se mueve para apagarla. Deja un beso en mi hombro antes de salir de la cama y dirigirse al baño.
Yo me siento en la cama y suspiro recostando mi espalda sobre las dos almohades que uso. Acaricio mi vientre lentamente. Mi bebé está calmado, hay días en las que no me deja dormir por estarse moviendo mucho y sólo se calma cuando Christopher pone su mano por donde él patea.
En días normales me despertaría y saldría de la cama a las siete, suelo dormir dos horas más que Christopher cuando tenía que irse a trabajar, pero al no poder dormir bien me quedo despierta desde muy temprano.
Mi esposo sale del baño luego de unos minutos con una toalla en su cintura. Pasa hacia el armario y comienza a hablar conmigo sobre qué intentará llegar al mediodía para almorzar conmigo.
—No vayas a manipular otra vez a los guardias para que te traigan comida. —sale colocándose la camisa.
Me cruzo de brazos mirando hacia otro lado.
—Esa dieta hará que me muera de hambre... Y sólo fue una vez.
En serio quería comer pasta, pero la salsa no la podía comer y ellos ya lo sabían. No querían traérmela, y no fue por manipularlos, comencé a llorar de verdad.
Medio sonríe caminando hacia donde mí. Se agacha dando un beso en mi mejilla y otro en mis labios.
—No lo hagas, la comida te la traeré yo.
Le sonrío contenta.
Continúa besándome pasando su mano por mi vientre para despedirse. Pongo mis manos en su pecho para empujarlo antes de que siga besándome y esto acabe con ambos sin ropa, algo que no debe ocurrir.
—Te veré en unas horas. —le doy un último beso para que se vaya.
Al abrir la puerta para irse, Zeus y Hades entraron rápido y saltaron a la cama. Zeus prefiere quedarse a mis pies mientras que mi dálmata se apresura a acostarse en el lado de Christopher. Esos dos siempre tienen peleas por el lado de la cama.