Narrador Omnisciente
Hace un tiempo atrás...
El coronel Morgan estaba en su oficina encargándose de unos últimos asuntos, intentándolo. Tenía algo que no lo dejaba concentrarse. O alguien más bien. Esa mujer no se le salía de la cabeza desde que la vio.
Vio la hora en su celular, tenía que ir a verla como cada semana para asegurarse de que no había nada raro a su al rededor. Luego de lo que sucedió con Antoni hace dos meses, esperaba lograr atraparlo, pero el muy maldito no había hecho otra movida.
El Capitan Linguini entró a la oficina, Morgan se puso de pie. Ambos partieron hasta el departamento de la chica.
—Una cosa, ¿puedes comportarte? —dijo Patrick— Creo que la incomodas.
—No lo hago. —contestó mientras manejaba.
—No te hagas el imbecil que me di cuenta de cómo le estabas mirando las piernas el otro día. —el capitán negó— Espero que no esté demás decirte que no puedes involúcrate con alguien que se encuentra bajo nuestra protección.
—Ella no es mi tipo.
Patrick no se creyó eso.
Llegaron al edificio en donde estaba el departamento de la chica. Subieron por el ascensor hasta su piso, Linguini fue quien tocó la puerta, esperaron unos segundos en lo que abrían.
La puerta se abrió dejando ver a la chica castaña de ojos color ámbar.
—Capitán, Coronel. —abrió más la puerta para que pudieran pasar.
Le hicieron las mismas preguntas de las últimas semanas. Si sentía algo extraño, si siente que alguien la observa. Como ella siempre contesta: No. Por lo menos estando en su departamento no había sentido nada raro.
Patrick revisó la cámaras de seguridad que habían al rededor del edificio.
—¿Quiere hace una llamada? —Christopher le se acercó a ella con un celular. Patrick lo miró frunciendo el ceño.
No por lo de la llamada, porque al pasar cierto tiempo sin suceder nada podía hacerla. Sino por la forma en cómo lo dijo.
—¿Llamada?
—A tus padres. —le dijo Patrick siguiendo en lo suyo— Deben estar preocupados por ti.
—Oh... —ella negó— Mi padre murió y no he visto a mi madre en más de un año, así que no es necesario. —contestó sin importancia.
Podía llamar a su agente, pero... sabía que probablemente le terminaría gritando y no quería eso.
—¿Y no hay otra persona?
—No.
Sus padres eran hijos únicos, ella igual, así que no tenía más familia aparte de su madre, a la cual no quería ver jamás.
—De acuerdo, pues todo de ve bien. —Patrick cerró la computadora— Todo acabará en unos días.
—¿Ya no tengo que preocuparme que me quieran secuestrar? —se sentó en el sofá— Porque en serio quiero estar tranquila cuando salga.
—Los guardias seguirán aquí. —el Coronel informó.
Ella suspiró tranquila dándole una sonrisa y asintiendo.
Christopher se le quedó mirando hasta que Patrick le dio un golpe en las costillas con el codo para que caminara. Rodó los ojos.
Al asegurase de que todo estaba bien se fueron.