Seungmin
Siete, para muchos el número siete era un número de la suerte pero para mí era el número que más odiaba.
Cuando mi padre Minho llevo a pelusa a vivir con nosotros, realmente me reía de la estupidez que mi padre pensaba al llevarme un mafioso como mascota.
Es más, si regresará al pasado al decirle a mi yo del pasado que me enamoraría de mi propia mascota y no de la forma cariñosa, sino de la amorosa y sexual, y peor decirle que tendría a un gángster como mascota me reiría de seguro.
En mi familia las promesas se cumplían, y yo tenía que cumplirla con pelusa.
Ya habían pasado 7 meses desde que llegó a casa, y era el tiempo que le habia dado para soltarlo y dejarlo libre, pero en verdad me estaba costando bastante decirle adiós.
Desde que me enteré de mi legado, prometí ser el sucesor, todos los días me dedicaba a ir después de la escuela, que por cierto me habían cambiado a una con menos horas junto con Binnie, iba a mi entrenamiento, Binnie también, ambos íbamos a nuestro entrenamiento, tío Han sabía nuestro secreto, y Binnie no era la excepción.
Al parecer mi padre y mi tío salían en secreto, "según ellos" ya que tanto Binnie, tío Jin y pelusa veíamos sus coqueteos nada discretos.
Después de la escuela iba al entrenamiento de combate dos horas, de ahí a una de tiro y por última paseaba por la empresa viendo todo el lugar aún sin creerme todo lo que veía.
Salía de casa a las 6 de la mañana y llegaba a las 8 de la noche con muchas ganas de dormir, pero pelusa no me dejaba después de nuestra sesión de besos, me daba pena dejarlo tanto tiempo, todos los días excepto los sábados y domingos que solo salía por 5 horas y me la pasaba con él.
Pelusa y yo llevábamos una relación sana, nuestra relación se basaba en contarnos las cosas que nos gustaban, en la que éramos buenos, besos y caricias, no salíamos ya que no podíamos, y mucho menos teníamos "aquello" ya que aún no me sentía listo, y el me respetaba bastante la verdad.
Nuestra apariencia cambio drásticamente, tanto que decían que nos habíamos cambiado mutuamente, Christopher Bangchan quien tenía la aparecía de fuckboy había cambiado a una linda, cada día sonreía y reía más, y yo decía que mi apariencia dulce era más dura pero aún mi aura seguía ahí.
Mañana cumpliríamos 4 meses juntos, y 7 meses al mismo tiempo de que está con nosotros.
Hoy realmente no me sentía tan concentrado en mis actividades de hecho cuando estaba en mis clases de boxeo, mi oponente me dio un gancho derecho y termine en el suelo, se disculpo ya que no quería problemas con el hijo del dueño, pero lo entiendo, estaba tan distraído pensado que no vi venir su golpe.
Lo perdone a él y al entrenador y me fui excusando que no me sentía bien.
Salí a los vestidores a darme una ducha rápida, cuando salía de los vestidores me contre con changbin.
-¿Pero que te ha pasado?- pregunto tomando mi mejilla donde tenía un golpe color rojo.
-Yeonjun, me dio un golpe, pero ¡Hey!, No lo juzgues, estaba tan distraído que no lo vi venir- dije sonriendo apenado.
-Tranquilo, me imagino que estás así por pelusa ¿Verdad?- preguntó apoyándose contra el muro.
Y no tenía fallas, era verdad, y solo quería pasarla con él, en mi último día.
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El Gángster
Fanfiction-¡Papá te pedí un hámster, no un gángster!-. -¡Qué! ¿seguro no lo quieres?, es que ya no podemos regresarlo-. -¿Pero...?-.