Sesenta y seis

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-Quiero esos permisos firmados para el viernes, si alguien no lo trae, no podrá ir al recorrido- dijo Pete en voz alta antes de que la campana sonara.

Termino de guardar sus cosas en el bolso cruzado y salió del salón de clases, avanzando en el centro del pasillo y mirando ocasionalmente alrededor hasta llegar al auto estacionado justo en la entrada.

-¿Como te fue?- pregunto Vegas avanzando en el auto.

-Bien.. aunque estos chicos ponen en juego mi paciencia, en verdad- suspiro masajeando su cabeza- ¿Alguna novedad?-

-No, llevan mucho tiempo demasiado tranquilos..- le respondio- no se han presentado en los casinos tampoco-

-¿Crees que sea muy grande lo que planean?- pregunto Pete mirándolo.

-Sin duda alguna, van a querer destruir todo, a nosotros, la casa, los negocios.. pero primero nos van a querer muertos, a todos- respondió seriamente- ¿No te has sentido extraño en la escuela?-

-No, creo que disimulo bien mi nerviosismo.. aunque no ha habido nada extraño, ni mensajes, ni llamadas- negó con la cabeza.

-Bien entonces solo vayamos a casa.. Los niños deben extrañarte mucho- se concentró en seguir manejando.

Habían pasado varias semanas, por mucho que quisieran bajar la guardia y quitarle importancia, no podían. Sabían que esa gente solo esperaba el momento adecuado para dar inicio sin opción a detenerse.

-¿Como estan mis dos hombrecitos?- Pete subió a la habitación donde Saint veía television y una de las empleadas le daba su formula al pequeño Venice.

-Papi- se puso de pie para ir a darle un abrazo y beso de bienvenida antes de volver a su lugar con su película.

-Uno se ve muy bien... Veamos a este niño- se acerco a la empleada- ¿Todo en orden?-

-Si señor, comió muy bien y durmió sus siestas- se lo entrego- si me disculpa, iré a ayudar con la comida- se retiro rápidamente del lugar.

-Parece que se entiende bien con ellas- dijo sentandose en la cama para terminar de darle su leche- ya llegue mi amor, si..- le dio algunos cariños.

Bajaron a la hora de comer, sus días parecian de lo más normales y rutinarios. Habían reclutado un par de guardaespaldas más para los muros exteriores y también aumentaron su dosis de armamento personal.

-Perfecto.. al fin- Chay soltó un suspiro dejando al pequeño en una cuna para ir a tomar una ducha rápida.

Con su hijo teniendo alrededor de dos meses y medio de nacido, Chay ya podía moverse con mayor libertad, su cirugía estaba cicatrizando muy bien, hacía la mayor cantidad de actividades otra vez.

Salió de la ducha y fue a verificar que el pequeño seguía dormido tranquilamente, para después ponerse su pijama y algo de crema corporal, habían quedado varios estragos de su embarazo y se sentía inseguro, guardaba la esperanza de que las cremas le ayudarán a disminuir las marcas.

-¿Te falta mucho?- pregunto al teléfono cuando recibió una llamada de su novio- mhh.. entiendo..- soltó un suspiro- intentaré estar despierto-

Encendió el televisor y se quedo un rato buscando algo interesante para ver. Macau estaba llegando tarde de nuevo, al parecer tenían más movimiento de lo pensado en la segunda sucursal y era algo complicado mantener el ritmo al mismo tiempo que la universidad.

-Creí que estarías dormido..- le dijo cuando llego finalmente a la habitación- ¿Como se porto este niño?- se acerco a la cuna para acariciar su cabeza con suavidad.

Second ChancesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora