Noventa y cinco

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-Ese no- se quejó Venice quitándole el gorro a Vegas de las manos- no sabes papá, si su ropa es de tortugas, su gorrito es verde- tomo otro del color mencionado.

-Ustedes no respetan mis gustos- dijo algo irritado.

-Es porque son feos- respondió como si nada.

-¡Venice!- lo regañó.

-¿Qué? El abuelo dijo eso- hablo muy tranquilo llevándole la ropa a Pete.

-Ya no pelees con tu papá Venice, no le digas esas cosas- le dijo comenzando a cambiar al pequeño.

-Yim.. hermanito Yim, mírame.. hola- se acerco a buscar su mirada obteniendo una sonrisa con sus pequeños dientes asomándose.

-Quieres mucho a tu hermanito- le dijo Pete.

-Si, es el bebé más bonito- dejo un beso en su mejilla, ocasionando qué se removiera entre risas y balbuceos.

-Bien.. vamos pequeña tortuga- se puso de pie y cargo al menor- ¿A donde vamos hoy Venice?-

-Al parque- dijo emocionado.

-Bien.. ve por tu hermano, debe estar en su habitación- dijo revisando una última vez la mochila con cosas del más pequeño.

La gran familia salió, con su auto cargado de muchas cosas, harían un bonito picnic en un área verde para salir de la monotonía por el fin de semana.

-Tíos se van- dijo Jao en el pasillo del segundo piso.

-¿A donde quieres ir?- pregunto Chay tomándolo de la mano.

-No se.. yo quiero jugar contigo- respondió sonriendo.

-Tan lindo mi niño- beso su frente- Ven.. papá y yo tenemos trabajo- lo llevo a la oficina qué tenían, dejándolo sentado en su propia mesa pequeña con hojas y crayones.

-Yo trabajo como papá y tu- dijo una vez que se sentó.

-Lo se, trabajas mucho- dijo divertido acariciando su cabeza antes de volver a su escritorio.

Chay llevaba casi alrededor de 10 meses en tratamiento, había mejorado muchísimo en corto tiempo pero por precaución siguió en sesiones. Actualmente le habían retirado la medicacion hace varios meses, mantenía su mente ocupada entre el trabajo y actividades recreativas en casa.

Descubrió la zona de práctica qué tenia la familia de Macau, así que ocupaba mucha de su energía en entrenamientos físicos; hasta que encontró la zona de tiro, su curiosidad pudo más y le pidió a su novio aprender algo de eso.

Servía como una buena descarga de tensión de vez en cuando, intento también dedicarse al jardin, eso era relajante. Él amaba el sol, salir a regar las plantas, hablar con ellas y sentarse un momento en el pasto era muy reconfortante, así como jugar con su pequeño.

En su última sesión, el medico le dio de alta, dijo que él veía todo resuelto, sin embargo, una recaída es posible siempre así que le dio su teléfono personal para llamarlo en caso de que las cosas se complicaran alguna vez.

El día anterior, habían salido a comprar cosas que faltaban al centro comercial, mucha ropa ya no le quedaba a Jao y debían cambiarla. Mientras demabulaba, se puso de acuerdo con su amigo de la universidad para tomar un café, a regañadientes de Macau qué no le había gustado la idea, sin embargo, no podía quejarse, Chay le había contado la verdad abiertamente, así que debía confiar en él.

Volviendo al día actual, Chay estaba algo nervioso, el café con su amigo no habia sucedido solo porque sí, tenia un motivo y ese fue darle una invitación.

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