Treinta

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-¿Quieres que vaya hasta allá?- pregunto Kim de mala gana.

-Eso dice el jefe.. ¿Tienes un problema?- pregunto el hombre entregandole una maleta de dinero.

-No, ninguno- levanto una ceja- ¿Esta completo?-

-Si, puedes revisarlo, no importa pero ve este fin de semana por la carga-

Kim suspiro fastidiado pero no dijo más, quedándose solo para entrar a su auto y revisar rápidamente la maleta llena de billetes de gran denominación.

-Eso si es negocio- acaricio y aspiro el olor del dinero.

Envio un mensaje rápido con otro teléfono, avisando la hora y punto de encuentro a los tipos qué trabajaban para él en esa zona.

Kim si había llegado a su trabajo promedio como gerente de un banco, pero cayo poco a poco en los billares y casinos, hasta que le fue ofrecido participar en algunas cosas dudosas, sin embargo, había dinero de por medio así que no lo dudo. Su primer recompensa fue tener a esos matones a su cargo, resultando conveniente para intimidar a su estorbo qué era Pete en ese entonces. Después de eso no pudo detenerse, esa sensación de tener control y poder era adictiva. Sumando el hecho de que su paga por hacer trabajos y ser vendedor era muy buena, definitivamente no quería salir de ahí.

-¿Deberia verificar que no ha dicho nada? Nah.. solo perderé mi tiempo- suspiro regresando a su departamento- aun así.. ya qué iré a ese estúpido pueblo.. quizás le haga una visita- guardo su maleta con dinero y termino su día como cualquier otro.

-¿Crees que con este día sea suficiente?- pregunto Vegas cuando subían algunas cajas en su auto.

-Si, Saint y yo no tenemos muchas cosas, todo cabe muy bien en cajas, es un lugar pequeño, me acostumbre a no acumular- respondió subiendo una más.

-¿Los muebles no son tuyos?- pregunto.

-No, lo conseguí ya con todo incluido, era más practico para mi- suspiro- Ven mi amor-

-Espera.. ¿Vamos a volver?- pregunto llegando despacio.

-Si, cariño aun tenemos cosas- cerró la puerta con llave- iremos a dejar esto y volveremos por el resto-

-Bien.. mi juguetes están ahi- señaló la puerta.

-Lo se cariño, volveremos por ellos- acaricio su cabeza antes de tomar su mano y salir hacia el auto.

Durante la semana Pete estuvo guardando en cajas todas sus pertenecías, poco a poco para aprovechar el tiempo. Guardo lo menos utilizado primero, como ropa de frio y los cambios de sábana, cosas de ese tipo que Vegas fue llevándose. Hasta llegar a esta sábado en la tarde, después de las clases particulares. Prácticamente estaba llevándose todo, solo volverían por los juguetes del menor y algunos artículos de cocina o limpieza.

Los guardaespaldas les ayudaron a bajar todo en la casa de Vegas, había escogido una habitación qué usarían los dos, tanto Pete como el pequeño, no quería dejarlo solo en un lugar tan grande mientras dormía. Vegas acepto, tenia sentido, además de que el pequeño estaba tan acostumbrado al calor de dormir con su padre que posiblemente le tomaría algo de tiempo aprender a dormir solo.

Regresaron cuando ya era de noche, cargaron lo último al auto dejando únicamente lo necesario para limpiar al día siguiente y entregar sus llaves.

-Estoy cansado- dijo Pete cuando vio las cajas en la habitacion- pensé que habían sido menos-

-No, si tenias varias cosas- dijo divertido Vegas- la mayoría es ropa-

-Si, a Saint le siguen regalando cosas los padres de mis alumnos- suspiro.

Second ChancesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora