—Voy a entregar los exámenes, así que silencio, por favor.
Mientras Carmen daba las notas, yo hablaba tranquilamente con Marizza sobre mi canción. ¡Estaba tan emocionada...! Aunque no negaba que el hecho de que tanta gente (efectivamente, cuatro personas) la escucharan me asustaba bastante. Pero era el momento de demostrar mi valía y talento y que, al fin, alguien valorara mi trabajo. Y si encima podía colaborar con el retorno de Erreway, más que genial.
—Martín y Spirito —nos llamó Carmen—. Ya que tienen tantas ganas de hablar, supongo que les parecerá bien que les bajé una unidad a su examen...
—No, profesora, por favor —mi amiga enseguida saltó.
—¿Y usted, Martín? Tengo su examen aquí mismo, ¿quiere ver la nota?
—Por favor, sí. No me baje la nota, profesora, no volverá a ocurrir.
Ella me miró con una expresión que no pude descifrar. Pero enseguida se formó una sonrisa en sus labios —hecho que no sucedía desde que castigó a Mía por no ir maquillada, semanas atrás— y me tendió el examen.
—Enhorabuena, tiene un diez.
Yo me levanté, muy contenta, y cogí el examen para inspeccionarlo. ¡Incluso me había puesto un "Muy bien, felicidades" en rojo! Eso era mucho, viniendo de ella. Estaba tan emocionada que ni me enteré del tres que había sacado Pablo. Eso era motivo suficiente para volver a sonreír.
—Desastroso, Bustamante. Ya lo hablé con la profesora Hilda, debería tomar ejemplo de la alumna Martín si quiere pasar de curso.
Él puso mala cara, pero no contestó. Por fin las cosas se estaban poniendo en su sitio y la gente veía quién era mejor que el otro. Solo deseaba que todo este apoyo que estaba recibiendo no se volviera en mi contra, porque arrebatarle la presidencia a Pablo era lo que más quería en esos momentos. Crucé una rápida mirada con él y no dudé en sonreír burlonamente. Que estuviera enfadado me hacía feliz. Solo obtuve, de su parte, una mueca de molestia.
La clase siguió como de costumbre, con Carmen dando lecciones sobre de literatura y nadie escuchando. Yo, de vez en cuando, tomaba apuntes para no pasar de la clase tan descaradamente, pero no me esforzaba demasiado. Una vez sonó el timbre, la clase se vació y Carmen me llamó.
—Martín, venga un momento, por favor.
Me acerqué a ella después de despedirme de mis amigas y asegurarles que no tardaría.
—¿Pasa algo, profesora?
—Oh, no. Solamente quería felicitarla por su excelente nota. Tiene mucho mérito en mi asignatura, ¿sabe? Pero hay una parte mala: ahora no espero menos de usted.
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Inolvidable || Rebelde Way
Fanfiction(CORRIGIENDO) A Laia Martín y a su familia les sale la oportunidad de mudarse a Argentina por cuestiones laborales, la cual aceptan sin pensárselo mucho. Allí asistirá a un colegio pupilo lleno de gente adinerada y muy caprichosa; al principio no l...