(CORRIGIENDO)
A Laia Martín y a su familia les sale la oportunidad de mudarse a Argentina por cuestiones laborales, la cual aceptan sin pensárselo mucho.
Allí asistirá a un colegio pupilo lleno de gente adinerada y muy caprichosa; al principio no l...
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Cuando abrí los ojos, una fuerte y blanca luz me cegó. Tardé varios intentos en recobrar la visión y, una vez me recompuse, observé a mi alrededor. Era una habitación de hospital, con la camilla en medio y un pequeño sillón en una esquina. ¿Qué hacía allí? Lo último que recordaba era estar nadando en educación física, y luego, estaba aquí.
En ese instante, se abrió la puerta.
—Señorita Martín —Dunoff entró, frotándose ambas manos y con una expresión facial no muy agradable—. ¿Cómo se encuentra?
—Yo...
—Es normal que su mente esté borrosa, pues dicen los médicos que...
—¿Qué hace usted aquí? —le corté.
No entendía nada. ¿Acaso estaba soñando? O aún peor, ¿muerta? Dunoff suspiró, armándose de valor para comunicarme la situación.
—Has pasado varios días en coma, Laia.
¿Qué?
—¿Cuántos son, varios?
—Cinco.
¡Cinco! Pero... ¡Si solo estaba nadando! De acuerdo, tal vez se me fue un poco la olla, pero... ¿Tan grave había estado?
—¿Y mis amigos? —pregunté al ver la habitación vacía. Me habían venido a ver, ¿no?
—No se preocupe por eso, señorita —volvió a hablarme cordialmente—. Ahora hay otros asuntos más importantes.
Volvió a abrirse la puerta y entraron dos individuos más: Echamendi y Rocco.
—Buenos días.
—Echamendi —se saludaron—, justo en el momento indicado.
—Espera un momento... ¿Qué ha pasado con Font?
El corazón me latía a toda velocidad por culpa de la ansiedad que esa situación me provocaba. Odiaba tener tanta confusión en mi cuerpo. Quería explicaciones de una vez por todas y, lo que aún más deseaba era salir de esa habitación y reencontrarme con mis amigos. Al terminar de decir esa frase, quise levantarme un poco; tan solo quería sentarme y dejar de estar tumbada.
—No hagas ningún esfuerzo —dijo Rocco, a la vez que se me acercaba e impedía que me moviera.
¿Por qué estaba él y no Pablo? ¿Estaba enfadado conmigo por quitarme los manguitos?
—Orden de los médicos.
—Me podéis responder, por favor —supliqué, al borde del llanto.
Echamendi en seguida respondió:
—El señor Font ha sido retirado de su cargo por... Asuntos confidenciales. No podemos dar más información, pues afecta a una alumna. Solo recalcar que tu compañero aquí presente ha sido clave para destapar ese... bochornoso acontecimiento.