(CORRIGIENDO)
A Laia Martín y a su familia les sale la oportunidad de mudarse a Argentina por cuestiones laborales, la cual aceptan sin pensárselo mucho.
Allí asistirá a un colegio pupilo lleno de gente adinerada y muy caprichosa; al principio no l...
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—El colegio es una gran familia. A los nuevos alumnos, quiero darles una cálida bienvenida al Élite Way School, sé que se adaptarán muy bien. No lo dudo. A los antiguos, bienvenidos también, y espero que ayuden a los que no tienen tanta experiencia en este colegio con todo lo que necesiten. Además, quiero recordarles que dentro de un ratito salimos para el Vacance Club, así que traigan sus maletas o bolsos a la puerta principal, allí estará esperando el autobús para empezar con el recuento.
Al terminar con la charla del director, los alumnos empezaron a aplaudir emocionados. Se veía que ese viaje era divertido, sino no estarían tan entusiasmados. Nos empezamos a dispersar en cuanto él se fue, en busca de nuestras pertenencias para pasar esta intensa semana.
En cuanto estuvimos, Luna y yo fuimos hacia el lugar donde habíamos quedado. Luján se quedó esperando a Marizza en su habitación, la cual aún no estaba lista. Allí me di cuenta de que no tenía nada que ver con la gente que iba a convivir, pues todos ellos habían llevado una vida que yo nunca había conocido, y eso me hacía sentir inferior. Miré mi ropa: ropa de segunda mano utilizada antes por mi prima mayor, mi otra prima un poco más pequeña, mi hermana y, finalmente, yo. La suya, probablemente, era nueva desde hacía un par de semanas, y si eso.
—¿Te pasa algo, Laia?
—No.
Luna observó nuestro alrededor, cruzándose de brazos a la vez que dejaba ir un ligero suspiro.
—¿Te entiendo, sabes? Yo he sentido lo mismo al llegar aquí.
—¿Sí?
—Claro, creo que nos ha pasado a todos los becados alguna vez. Pero tú no eres becada, ¿no? No te he visto en el examen.
—¿Becada? —ella asintió— ¿Cómo funciona eso?
—¿No lo sabes? —yo negué y ella rio— Pues como las becas normales. Las solicitas y, si te dan la oportunidad según tu situación económica, vienes y haces el examen. Se requiere un nivel mínimo, así que si no lo tienes no entras a estudiar aquí.
—No quiero quedar como una tonta, sabía lo que eran las becas, pero... No sé, creía que al ser un colegio de tanta categoría, eso no existía aquí. No sé por qué pensaba eso, la verdad...
—No pasa nada, ahora ya lo sabes.
—Sí...
Entonces, no toda la gente ahí era tan diferente a mí. Luna era como yo, Luján también y... Seguro que mucha gente más. No tenía de qué preocuparme.
Estaba tan hundida en mis pensamientos que no me di cuenta de que alguien abrió la puerta que estaba justo detrás de mí e hizo que me cayera de rodillas al suelo.
—¡Oh, lo siento! Discúlpame, no te vi —un chico castaño se acercó a mí disculpándose por el reciente acontecimiento con la puerta— ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?
