Capítulo 25

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Después de todas las clases, me junté con mis compañeras de habitación en la cafetería. Necesitaba que me dieran su opinión y consejo sobre qué hacer con Alan. Sinceramente, me apetecía bastante quedar con él y conocerle mejor, y ya, si surgía algo, mejor que mejor.

—Por cierto —dejé de beberme el zumo para hablar—, quería contaros una cosa.

—¿Qué pasa?

—¿Os acordáis de Alan? El chico del que os hablé, que va conmigo a teatro.

—¿Qué pasa con ese? —preguntó Luján, curiosa.

—Bueno, esta mañana me ha dicho que si quería quedar algún día con él...

No pude evitar que una sonrisilla se me escapara, y enseguida Luna me acarició el hombro, igual o más contenta que yo.

—¿De verdad? ¡Qué bien, Laia!

—¿Se lo has dicho a Pablo? —interrumpió Marizza, no muy contenta.

Esa pregunta me pilló desprevenida, tanto a mí como a Luna y Luján. Las tres dirigimos toda nuestra atención a Marizza, que seguía esperando una respuesta de mi parte.

—¿Por qué lo debería hacer?

—¿Lo has hecho o no?

—A ver, yo no se lo he dicho, pero lo sabe. Estaba presente cuando me lo ha dicho Alan.

—¿Y no te ha dicho nada? ¿Has vuelto a hablar con él?

—No, no me ha dicho nada. ¿Por qué? ¿Me tenía que decir algo?

¿Qué le pasaba a Marizza? Se estaba comportando de manera extraña. Pablo estaba enterado, ya está. Tampoco estaba cometiendo ningún delito. Estaba un poco perdida, pero al menos no era la única: Luna y Luján observaban la situación sin entender qué pasaba.

Mi pregunta se quedó flotando en el aire, no obtuve ningún tipo de respuesta. Marizza solo se me quedó mirando pensativa con la boca bien cerrada, era como si se arrepintiera de haberla abierto en algún momento.

—¡Marizza! —la llamé, molesta por dejarme con intriga— ¿Me puedes decir de qué narices va todo esto? ¿Qué me tiene que decir Pablo? No entiendo nada.

—Lo siento, Laia. No te lo puedo contar.

—¿Qué? —abrí los ojos, frustrada— ¡Si lo empiezas lo terminas!

Inolvidable || Rebelde WayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora