Plasmas platinados

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—Y eso ha Sido todo por el programa de hoy, esto ha sido Radio x, hasta la próxima

La transmisión es cortada desde la estación de radio y yo me quito mis audífonos para proceder a apagar el micrófono después de despedirme de los chicos.

Me levanto de la mesa y tomo la botella de agua de mi mesa de noche, dónde la había dejado con anterioridad.

Tomo un sorbo de agua y de nuevo la dejo en su lugar en medio de un suspiro.

Son las diez del medio día, he tenido que hacer el programa matutino para recuperar algo del tiempo en el que estuve ausente y de alguna forma me he comenzado a sentir mejor durante la transmisión.

Ha pasado una semana desde mi salida con Logan y debo admitir que también desde la última vez que tuve una conversación fluida con Lenny.

Si es que a nuestra última discusión se le puede llamar conversación.

Hemos estado evitándonos un poco, y no es para menos. No tengo conocimiento sobre lo que ha sucedido en última instancia sobre el asunto con Tanya y la verdad tampoco me he esforzado por indagar acerca del tema.

Con una calma absoluta y en medio del silencio que reina en mi habitación me tomo algunos segundos para dirigirme al armario en busca de un cambio de ropa, escogiendo una camisa holgada y un par de shorts apretados para ejercicio.

Me descalzo y tras extender el tapete en el suelo a unos metros de la mesa donde instale la pequeña estación radial me dedico a hacer estiramientos para después comenzar con una rutina básica de ejercicios.

Últimamente, me he mantenido muy concentrada en mi misma, no he salido mucho de la alcoba, incluso la mayoría del tiempo, suelo traer mis comidas para almorzar o cenar aquí tal cual días como hoy por ejemplo. En el cual no he desayunado aún, lo cuál comienza a hacer mella en mi cuando siento mi estómago pidiendo alimentos tras una hora de ejercicio.

No me gusta mucho comer a tan poco  después de ejercitar pero ciertamente supongo que ha Sido mi culpa al no manejar bien mis tiempos.

Así que dejó reposar mi anatomía sobre el suelo tras terminar la última plancha y tras estirarme un poco me levanto de este llevando el tapete conmigo y dejándolo en su lugar habitual.

Mi respiración es un poco entrecortada y algunas gotas de sudor bajan por mi frente pero tras secarme un poco con una toalla me calzo un par de tenis para bajar por algo de comer.

Afortunadamente mi camino a la cocina no se ve interrumpido por nada y no me topo con ningún rostro conocido en lo que llegó a ella, así que con la intención de mantenerlo así me dedico a comenzar a hacer una ensalada de frutas con un poco de premura.

Dejo mi teléfono sobre la isla de la cocina y saco del frigorífico lo que necesitaré para comenzar a cortar algunas fresas primero.

Sin embargo no pasan muchos segundos antes que el aparato comience a vibrar sobre el mármol indicando la entrada de una llamada.

Frunzo el ceño y bufo ignorandolo, pero  la insistencia logra sacar mi lado hilarante cuando tras un par de llamadas más seguidas decido contestar con el enojo saliendo por cada fibra de mi ser.

—¡Escucha, no es divertido, solo deja de joderme! —cuelgo en medio de la rabieta y pongo el teléfono sobre la mesada nuevamente con brusquedad.

Mi respiración se ha vuelto más erratica y mi pecho sube y baja con furia a causa de esto.

Desde hace tres días que algún idiota con mi número de teléfono ha estado haciendo llamas extrañas durante varias ocasiones al día, no dicen nada, no escucho nada, simplemente silencio o una respiración fuerte del otro lado.

● LUAR: Luz de luna ●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora