Lujuria carbonizada

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No tengo idea de en qué momento paso, pero de un segundo a otro solo se que el cigarrillo ya no está en mis labios si no dentro de la copa y está a su vez, ahora se encuentra sobre la mesita de noche mientras la bruma de lo prohibido comienza a avasallar en mi de una manera indeterminada cuando Lenny, quien aún tiene su cigarro entre sus dedos se lo lleva a los labios y tras aspirar de el se inclina una vez más sobre mi pasando el humo a mi boca.

Un gemido se me escapa de los labios cuando sus dedos tocan mi barbilla para mantenerla firme y luego hace mi cara a un lado para continuar bajando en un camino de besos por mi cuello, bajando por mi hombro derecho y luego cambia el rumbo hasta mi pecho.

—Lenny, —pronuncio su nombre en un tono apenas audible, comiendo a desorientarme y eso es justo lo que a él le gusta provocar en mi.

Sabe lo que me causa, y sabe cómo llevarme al límite.

—¿ujum? —su rostro vuelve a mi altura y me observa con los ojos un poco entrecerrado incitandome a hablar —¿si?

—yo...

—tu... —ni siquiera tengo idea de lo que iba a decir, y el sonríe divertido bajando ahora hasta mi oído, dónde deja un beso tras mi oreja —¿dime a caso no te gusta?

Mis manos suben por si solas hasta sus hombros y precionan sobre ellos intentando mantenerlo cerca de mi, e inconscientemente le permito acomodarse entre mis piernas, Lenny le da una última calada al cigarrillo antes de inclinarse para dejarlo dentro de la bebita sobre la mesa de noche y vuelve frente a mi, haciendo que nuestros ojos se conecten en el primer instante.

Por uno segundo la diversión en sus ojos se borra y solo nos observamos, bajo mis toque siento el latido de su corazón acelerado hacerle competencia al mío y analizado cada facción de su rostro al igual que el hace con el mío.

Ninguno dice nada, solo nos observamos con anelo conteniendo la lujuria en nuestros ojos, algo que sabíamos no duraría mucho.

—ya no lo soporto —Soy yo quien da el paso decisivo, con brusquedad tiro de su camiseta para acercarlo a mi y nuestros labios se juntan en un beso profundo y desesperado.

Una de sus manos me toma del cuello y la otra acaricia sobre mi cabello manteniendome en mi lugar, sin intenciones de dejarme ir y las mías desordenan su cabello mientras mis piernas lo mantienen precionero contra mi cuerpo.

Yo no quiero soltarlo, y el no quiere soltarme, es una guerra de nunca acabar.

Ambos dejamos ir un jadeo cuando se remueve sobre mi haciendo que su pelvis se precione con la mía y este es el punto en el que ambos perdemos la vergüenza, mis manos comienzan a pasease por su cuerpo hasta que llegan al borde de su ropa y tiro de la prenda superior ayudándolo a desacerce de ella.

Cuando el trozo de tela ya no estorba puedo sentir con mayor intensidad como su piel se calienta bajo mi tacto mientras el suyo se desliza a mis piernas trazando caricias que suben o bajan por mis muslos.

—¿crees que esto sea una buena idea? —pregunto cuando nos separamos para tomar aire, nuestras respiraciones son agitadas y sus labios ahora inchados y ligeramente rojos me invitan a probarlos de nuevo.

El suelta un gruñido antes de contestar negando con la cabeza.

—no tengo idea pero no podría importarme menos.

Sus labios vuelven a estamparse contra los mío y de un segundo a otro lado ropa que llevo puesta comienza a sobrar.

O al menos para el, que comienza a quitarmela con seguridad y yo lo permito por qué estoy muy concentrada en sus labios como para ayudarlo con algo.
No es hasta que estoy en ropa interior y el desabrocha el sujetador que pasa a estar en algún lugar de la habitación que Asimilo lo que estamos haciendo. Y al igual que Lenny, llegó a la conclusión de que tampoco me importa.

● LUAR: Luz de luna ●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora