● LUAR: Luz de luna ●

Calidez helada

—Lamento hacerte pasar por esto —La voz de Lenny se escucha algo apenada mientras me extiene la botella de agua para qué pueda tomarme la pastilla de emergencia —Esta es la definición exacta de dejarse llevar.

—Supongo que es mutuo, hace dos años no tenía que preocuparme por esto —digo haciendo referencia al hecho de que antes me cuidaba con inyecciones,  usualmente nos iba bien haciéndolo sin nada que obstruyese el tacto.

Lenny se gira un poco para verme mejor mientras apoya su brazo sobre el volante y yo termino por cerrar la botella mirando en dirección a la farmacia.

Lo cierto es que después de nuestro acertado encuentro, el cual fue muy diferente a lo que cualquiera esperaría nos habíamos visto en las obligación de abandonar la comodidad de mi cama para venir a compra la dichosa pastilla del dia despues.

Lenny se sentía culpable, podía verlo en su mirada y era fácil evidenciarlo por la forma en que se rascaba la nuca, también estaba un poco avergonzado.

—No deberías sentirte mal, no es como si yo fuese inocente, quiero decir, tampoco pensé mucho.

Lenny me mira fijamente y se relame los labios.

—Muriel, tu pensaste, se que suena mal pero yo nisiquiera pude pensar en otra cosa que fuera tu debajo o sobre mi, en ningún momento paso por mi mente el hecho de que no estábamos usando protección y eso esta mal, sobre todo si fui yo el que te ceduje.

—Si, bueno no es algo que no hayamos podido solucionar, ademas no es así como espere terminar la noche, mientras te montaba pensé en muchas maneras pero este no fue uno de los posibles escenarios.

Sin darme cuenta me giro a verlo cuando suelta una risa divertida.

—¿Que? —pregunto por qué no entiendo a que se debe la diversión en su rostro.

—Alli esta —Dice y yo alzo las cejas sin entender —Esa actitud atrevida que te hace ver tan sexy y me calienta no la tenias aquella vez en el apartamento.

Una ráfaga de recuerdos de aquel día vienen a mi mente, y el como terminamos después que el me encontrara llorando en la bañera hace que a mi rostro suba un calor vergonzoso que me hace sonrojar y evitar su mirada.

—Amo que puedas ser atrevida y sexy y a la ves dulce y tierna.

—No soy tierna —objeto llevándole la contraria.

—No lo eres a propósito, pasa cuando te poner nerviosa por mi culpa.

Aclaro mi garganta y evito un poco su mirada cuando conecta con mis ojos de forma directa y con seguridad.

—Deberías ir a que te revisen cariño claramente estas equivocado.

—Dilo otra vez —Dice cuando su mirada se vuelve más sería, yo lo miro confundía.

—¿Que cosa?

—Cariño, me llamaste cariño —Es entonces cuando me doy cuenta de mis palabras y por un segundo me quedo estática, he jugado con esa palabra de la misma forma en la que solía hacerlo antes —Sonó igual a cuando me llamabas amor.

—y, yo —busco una manera de excusarme y termino por rodar los ojos desviando mi mirada. —Solo estaba jugando, no te ilusiones, es igual que con lo de ponerme nerviosa —Lentamente veo como a Lenny se le va formando una sonrisa, este tipo de conversaciones siempre lo han divertido, le gusta probar que tiene la razón y a mi me gustaba intentar demostrar lo contrario, y se que sonríe por que el siempre gana.

—Iluciones —Prueba en sus labios y es entonces que se acerca a mi provocando que yo me precione contra el asiento —¿Segura que son solo ilusiones mías Muriel? Te entremeses y tiemblas cuando te toco y ambos sabemos que no es por miedo si no por placer —Trago saliva cuando su mano va a parar a mi muslos y traza caricias suaves con el pulgar después de dar un ligero apreton —Como hace un rato, en tu cama, dijiste que era brusco pero tu coño me recibió con gusto —Sus ojos me miran fijamente, esta muy cerca de mí y nisiquiera noto el movimiento cuando su otra mano va a parar a mi mentón presionando un poco para mantenerme cerca de sus labios, los cuales rozaban los míos tentando el deseo de ambos —dijiste que soy agresivo pero pedías por más  —Aguantl un gemido cuando la mano en mi muslo sube hasta que sus dedos se adentran a mi falda tocando ese punto sensible sobre mis bragas —y mientras estuviste sobre mi, tu sólita movias las caderas contra las mías, lo hacías cada vez con más ganas..