Capítulo 10

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—Sí. Los comenzó a ver hace tres años.

—¿Cómo fue que tomó la decisión? —ataqué.

—Aisha —llamó para darle profundidad a lo que diría a continuación—, te lo contestará él, yo no soy quién.

«¿Lucas me lo dirá?»

—Ayer —retomó Marlon—, mencionaste que tu amiga no los ve, pero sí te cree.

—Sí —titubeé—. Abigail es muy abierta en cuanto a temas así.

—¿Cómo la conociste? —preguntó con interés.

«Así que cambiando el tema...»

Pude haber sido egoísta y volver a atacarla con la pregunta que llevaba esquivando. Pero decidí seguir su conversación. Hablar de mi mejor amiga era de mis temas favoritos. Es como hablar sobre ese libro que te encanta tanto. Pienso que un amigo es como un libro; lo ves, puede gustarte o no su portada, lo escoges, lo juzgas, decides leerlo y al final te toma entre sus páginas y te enamora con sus memorias.

—Fue en el kínder —dije, recordando ese día—. Yo era la nueva en la escuela y ella fue la primera en acercarse a hablarme. En la clase nos pusieron a armar una torre con bloques de juguete y ella se acercó a mi pupitre. Los siguientes recuerdos que tengo son con ella. Todos.

—Te acuerdas muy bien —sonrió—. Debe ser una chica muy linda.

—Lo es —aseguré—. Sí que lo es.

Sonreí.

—¿Vive en...?

—Sí. Ambas nacimos y crecimos ahí. Yo me mudé acá y ella se quedó allá.

—Supongo que has de extrañarla mucho —dijo, y se recargó sobre sus nudillos para acomodarse mejor en la cama.

—Sí —respondí. Y el rostro de mi mejor amiga se dibujó en la pantalla de mi mente—. Ya no nos veíamos mucho. Íbamos a preparatorias diferentes. Pero seguíamos manteniendo contacto y un par de veces al mes nos veíamos —yo también aproveché y me acomodé mejor sobre la silla—. Siento un pequeño vacío porque soy consciente de que ya no estamos a diez minutos en auto, y no puedo ir a su casa cuando se me pegue la gana. Eso es lo que extraño y lo que no me gusta de estar lejos de ella.

—¿Irán allá por navidad? Ella puede venir o tú ir, bueno, ambas con sus familias, no creo que la dejen viajar solas —rio—. Aunque si ustedes fueran se perderían de la fiesta que se hará —dijo con una leve sintonía de abatimiento—. El año pasado la cuerda que sostenía la piñata se rompió y la piñata de siete puntas cayó encima de todos los jóvenes y niños pequeños —curveó una pequeña sonrisa avergonzada—. Fue un susto grande, pero los padres se reunieron y hablaron para hacer mejoras y por lo que tengo entendido la fiesta de este año será completamente diferente a lo que conocíamos como "La celebración de noche buena"

Nunca había estado en una fiesta así. Todas las navidades la pasábamos en casa de mis abuelos o solo nosotros.

—¿Dónde se da la fiesta? —pregunté con un poco de emoción—. Todavía no sabemos qué haremos. A lo mejor vamos a casa de mis abuelos o tal vez ellos vengan. La verdad no lo sé.

Una DecisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora