Capítulo 48

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Mis ojos pasaban de Najim, a sus compañeros, y a sus contrincantes. Quien fuera que tuviera la balón, ahí posaba mis ojos para contar sus pasos. Era el deporte que más me entretenía ver, porque la única regla que me sabía era que no podías sostener la balón en las manos más de dos pasos.

—¡Eh! —gritaron Daniel y Leo por una falta de la que no me percaté.

Parte de mi cabeza estaba en la cancha viendo jugar a Najim, y la otra estaba en el concierto al que iría en cuanto terminara el partido.

Me imaginaba el recorrido en carretera junto a Jacques, quién haría de copiloto, qué comeríamos, y lo bien que la pasaríamos en cuanto el concierto comenzara. Me era imposible contener la parvada de pájaros que revoloteaban en mi vientre. Porque sí, tan pequeñas como mariposas no eran.

—¿Verdad que es bueno? —me dijo el primo de Najim, Daniel.

—Sí. Me había presumido mucho de ello, y razones le sobran —reí. Contemplé de nuevo la cancha, sin embargo alguien en las gradas capturó mi atención—. ¿Ese es...?

—Sí, Pol.

Pol... el hermano de Najim. Uno de los hermanos.

—¿Pol es el mayor?

—El de en medio. Arlo es el mayor.

Contuve una sonrisa.

—Los tres tienen nombres poco comunes.

Daniel soltó su risa.

—Pol es de Pablo, su segundo nombre es Farah, pero no le gusta. Y Arlo es Arlo Santiago. No entiendo por qué mis papás no me pusieron un buen nombre.

Carcajeé.

—Daniel es bueno.

—Gareth también, y no me lo pusieron.

No podía contener la risa.

—¿Ese te habría gustado?

—Sí, pero después pienso en mi apellido; Gareth López Velázquez; y no suena bien.

—No puedo discutirlo. —Aguanté la risa.

—Seré Daniel para siempre —dramatizó. Se parecían tanto él y Najim.

Contuve una carcajada, y volví a mirar al hermano de Najim. Pol.

El que hubiera venido cambiaba mi perspectiva de él. Creí que ambos hermanos se llevaban mal con Najim, y sin embargo aquí estaba Pol. Lo contrario a Arlo. Supuse que el problema era con él, o él era el problema. Me daba cosquillita saber por qué se caían mal. Yo jamás faltaría a un partido de Kanya, tal como se veía con Pol. ¿Los shedas tendrían que ver con la enemistad entre Arlo y Najim?

Los mellizos, Carla, Cristian, Ana, Marlon, Daniel y Lucas gritaron eufóricos por la anotación de Najim, no la vi por estar mirando a Pol, el cual aplaudió y lo vitoreó.

Antes que pudiera dejarlo de ver, volteó arriba y me interceptó. Yo jamás desviaba la mirada cuando hacía contacto visual con alguien. Jamás. Y tampoco lo hice en ese momento, lo que provocó que Pol me observara con atención; se veía de semblante alegre. Solo cuando alguien volvió a encestar desvió sus ojos a la cancha y pude hacer lo mismo.

Najim dio todo de sí, y lo hizo con gracia. Ganaron, con una gran diferencia que al equipo contrario no le gustó en lo más mínimo.

Todos bajamos para festejar con él. De no haber estado sudado le abría dado un abrazo enhorabuena. A los chicos no les importó su sudoroso estado, se le aventaron de igual forma.

Una DecisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora