Si me había creído, bien. Si no, pues también bien. No mencionó el tema los días postreros. Tampoco fue como que yo hablara al respecto. Por mi cuenta me sentía tranquila, mi conciencia estaba limpia y mi relación con Jabér estaba bien, que era lo que importaba.
Obviando que desde el primer día de clases había visto a Lucas en el patio, no fue sino hasta el viernes que vi a su hermana y me acerqué a hablar con ella. Le pregunté por su notoria molestia la vez de las atrapadas, y la respuesta que dio fue bastante coherente: se había molestado con su papá por un comentario que ella misma admitió "no era en mala intención", con respecto de su carrera. Seguimos hablando por horas, porque también mencioné Rakia y ella subió en emoción porque había sospechado que me estaba por encontrar con Jabér, y al final sí sucedió. Preguntó por Mahir, y yo pregunté por el suyo cuyo nombre es Izun, hembra. Prometimos que iríamos juntos a Rakia y en ese momento Marlon hizo un grupo donde nos escribiríamos para ir al mismo tiempo, Najim se emocionó y propuso ir en ese preciso instante, pero yo tenía un trabajo que entregar de literatura, y lo pospusimos para la noche.
Una vez que terminé el trabajo Kanya me atrapó, invitándome a jugar con ella un videojuego que a ambas nos gustaba. Y me encontré sentada en los sillones de la sala, jugando con Leta sobre mis piernas dobladas. Kanya iba frente a mí, ganándome, pero la rebasé dando la curva de la vuelta más cerrada que ella y usando uno de los poderes que me habían dado.
—¡Grosera, ahorita te lanzo uno yo también! —exclamó excitada, mientras su carro se recomponía de la banana que le había lanzado.
No tardó en rebasarme y lanzarme una tortuga para que me diera de frente; había querido esquivarla, pero me dio de lleno.
—No jala el control —murmuré al verificar que éste no me dejaba girar.
—Excusas —se burló jovial.
—¡En serio! —Golpeé el control levemente sobre mi palma, intentando ¿reconfigurarlo?
Una vez de niña se me había caído el teléfono y la bocina había dejado de funcionar; había creído que lo eché a perder, pero horas después se me volvió a caer en el patio de mi casa, y la bocina volvió a escucharse.
A trancazos se arreglan las cosas.
A veces.
—¡Oye! —exigió al ver la pantalla pausada.
—Solo voy a acomodarle bien las pilas. —Hizo click la última—. Listo.
Kanya iba en primero, pero yo iba rozándole el mofle. Y choqué. Kanya ganó, y mi auto se quedó estático contra una curva con muros.
—No funciona —fruncí el cejo presionando los botones que ni siquiera parpadeaban.
—A ver. —Me arrebató el control y me contuve de tomárselo de vuelta.
Lo observó, le quitó las pilas, las volvió a poner, y me lo entregó.
—No lo estropees —me advirtió con cara divertida. Todo se lo tomaba con humor.
Pero más tardó en poner otra pista que el control en fallar otra vez.
—Bueno pues te lo cambio —dijo, tras reiniciar la partida para cambiar de autos y personajes.
No sirvió. Me volvió a fallar el control.
Kanya apagó la televisión, la volvió a prender, colocó baterías nuevas a los controles, y mientras ponía el juego de nuevo para "ver si ya funciona", me entró un mensaje.
Marlon decía que estaba libre, y segundos después Najim escribió que en cinco se desocupaba. Marlon propuso que en cuanto fueran las nueve con quince, fuéramos a Rakia. Concordamos, y me tuve que disculpar con Kanya.
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Una Decisión
Fantasy-¿Qué está escrito? -pregunté en voz baja, observando atentamente aquello exótico. -El nombre de mi padre y el mío. Hasta ahí me atreví a tocar mi frente. No sentí diferencia, mis dedos palparon mi piel de siempre. Y las letras siguieron allí. -¿...