10 reglas para no enamorarme de ti

6. Style

—¿Un mes? —repitió, incrédulo.

—Escucha, no es la gran cosa.

—Estoy seguro de que sí. No quiero fingir que salgo contigo durante todo un mes.

—No es demasiado tiempo. Durante ese periodo, comenzaré a invitar a Stella a juntadas que vayamos nosotros dos con tus amigos. Necesitaremos tiempo para que se conozcan, si nosotros terminamos la relación de forma rápida, no podrán conocerse.

—Star, nunca estuve con nadie por más de una semana. Levantará demasiadas sospechas.

—Bueno, siempre hay una primera vez para todo.

—Claro, lo extraño será que tú seas la primera vez. ¿Lo entiendes? mis amigos saben que podría estar con cualquier chica de la universidad menos contigo. No eres mi tipo.

Auch.

—Pues, en esta relación falsa si lo soy. Vete acostumbrando.

Elliot resopló.

—¿Por qué acepté ayudarte en primer lugar? Quiero que sepas que me arrepiento —mencionó.

—Hablando de eso —hice una pausa para beber el batido de fresa que me había ordenado —, mira lo que publicaron en la página de chismes de la universidad.

Elliot tomó mi móvil mientras sorbía su batido de chocolate. De pronto, se ahogó y comenzó a toser. No lograba comprender si se estaba riendo o si lloraba del horror.

—¿Qué te pasa? —pregunté.

—"La pareja que no pasa de moda" —leyó en voz alta —. Realmente esto es pésimo.

—Reí —¡Lo sé! pero por lo menos ya la mayoría sabe que estamos en "algo".

—Esa foto da vergüenza ajena —opinó —, parece que unos paparazzi nos la sacaron al entrar en la alfombra roja.

Observé a mejor detalle la foto y luego me regresé a él.

—A mi me agrada —comenté.

—A ti todo te agrada. No me sorprendería que empezaran a brotar flores por el suelo que pisas, o que un corrillo de animales del bosque te siguiera por una pradera o por donde quiera que fueras.

Intenté contener la risa mientras bebía mi batido, pero fue inevitable y terminé ahogándome tal y como él anteriormente.

Mientras rompía en risa, Elliot fingía no conocerme a la vez que miraba hacia otro lado y se tapaba la cara.

Cogí unas servilletas y me limpié la boca llena de fresa mientras Elliot me observaba con vergüenza. Yo más bien lo observaba con una sonrisa divertida.

Salimos de la cafetería y nos despedimos cuando se subió a su motocicleta. Él se iba a casa, pero yo debía ir a lo de Stella, quedaba a tan solo una cuadra de allí.

—Te veo luego —se colocó el casco —, procura que esta vez no te agarre una tormenta a mitad de camino.

—Lo intentaré, aunque no prometo nada.

—Pues, en el caso de que vuelva a pasar, me llamas.

—Suspiré —Tú siempre buscando una excusa para que te llame.

Me mostró el dedo corazón para que finalmente se fuera.

Sin más, caminé hacia la casa de Stella y al llegar llamé a la puerta. Me recibió su hermana mayor.

Ada no había podido venir, últimamente había estado probando ir a unos cursos de modelaje, Stella y yo le habíamos recomendado que fuera, ya que ser modelo es completamente lo suyo.
En fin, solo éramos Stella y yo.