—¿Eso te dijo? ¡te lo advertí! —Stella me miraba con el ceño fruncido mientras doblaba mi ropa.
Sí, mi ropa.—Ya te dije que no es necesario que dobles mi ro...
—¡No me cambies de tema! —exclamó al interrumpirme.
—¡Vale...! me lo advertiste, lo sé.
—¿Por qué confías en Olivia si sabes cómo es? te voy a matar. Mira cómo te dejó —me señaló con ambas manos. Yo estaba recostada en el sofá mientras ahogaba mis penas con helado.
—Estoy normal, no me afectó lo que me dijo
—mentí.—Sería más creíble que apareciera un perro de la nada y me dijera que su mamá es mi mamá y que pertenezco a una familia canina, de verdad.
Me reí. Ella permaneció seria.
—No quiero que te siga afectando, Starlie. No le des importancia a lo que te haya dicho, ya sabemos que fue por envidia.
—¿Envidia? —suspiré —, explícame de qué me puede envidiar.
—Le molesta muchísimo que Elliot te quiera a ti y no a ella, lo sabemos todos.
—Sí, solo por eso. Si hablamos de envidia, yo soy la envidiosa aquí. Olivia es perfecta y yo... bueno.
Me asusté cuando un almohadón chocó con mi cara. La cuchara del helado se me cayó al suelo.
—¡Eh! —refunfuñé.
—Si vuelves a decir que no eres bonita, te romperé los únicos dos discos de Taylor Swift que te quedan.
—¿¡Por qué tienes que meterte con mis discos de Taylor Swift!? —protesté —, ni que fueras Jacob.
—Resopló —¿De verdad crees que no eres linda?
—Sé que soy linda —aseguré —, pero nada comparado a Olivia.
Esta vez, una sudadera chocó contra mi cara. La tomé y la arrojé a un rincón, molesta.
—¡Basta con tirarme cosas a la cara!
Y así, estuvimos discutiendo durante un tiempo. O al menos hasta que Stella se tuvo que ir a su casa.
La acompañé hasta la puerta, escuchando la lección de vida que me daba.
—¿Entendiste? —me preguntó.
—Claro...
—¡Starlie! ¿siquiera me escuchaste?
—Sí te escuché, pero... No es tan fácil.
—Suspiró —Lo sé. Pero debes saber que si Elliot está contigo y no con otra persona, es por algo.
Él te elige a ti cada día de su vida.Contuve la risa.
—¿¡De qué te ríes!?
—Fue muy cursi de tu parte. Pero gracias, Stella. Te quiero.
Se mordió el labio inferior mientras ponía los ojos en blanco.
—Y yo a ti —murmuró. Colocó sus manos sobre mis dos hombros y me miró —. Pero te quiero tanto, que si esa idiota te vuelve a decir algo, se las verá conmigo.
—No lo dudo, yo que ella, estaría totalmente asustada.
—Sonrió —Adiós, tonta. Cualquier cosa me llamas.
—Abrí la puerta —Adi... —me paralicé cuando Elliot apareció justo frente a mi apartamento.
Oh no, ¿y si escuchó toda la conversación? Habíamos estado hablando literalmente al lado de la bendita puerta.
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10 reglas para no enamorarme de ti
RomanceStarlie Dickson siempre se esforzó por ser buena amiga. Siempre rompió reglas y cometió errores para ayudar o salvar a sus mejores amigas, incluso si eso le trajera problemas. Y el problema esta vez, fue Elliot Handler. El chico popular, estúpido...