Se acercaban las vacaciones de verano y, junto a ellas, el cumpleaños de Elliot.
Por lo que esas últimas semanas había estado fatal, sin parar de estudiar ni un segundo.Habían empezado a tomar los exámenes finales y..., claramente, no se aprobarían solos.
Ya había aprobado dos, me quedaba uno solo que sería mañana. Y luego, VACACIONES. Al fin.
Había estado estudiando sin parar, la cabeza se me iba a sofocar en cualquier momento.
Lo bueno era que ya me sabía absolutamente todo.Si no aprobaba...
Suicidio colectivo.
Exacto.
—¡Llevas semanas estudiando sin parar, te va a explotar el cerebro, Starlie! —exclamó Elliot sin dejar de mirarme. Quería convencerme para que saliéramos.
—Debo continuar, si no apruebo esto...
—Vas a aprobar —aseguró al interrumpirme —, siempre lo haces. ¿Por qué no lo harías esta vez?
—¡Porque los finales son muchísimo más difíciles!
—Te lo sabes todo, te he oído decirlo unas sesenta veces o tal vez más —murmuró.
Lo consideré un momento.
—Suspiré —No lo sé, Elliot.
—¿No quieres salir?
—Claro que quiero, pero..., es mañana el examen.
—Si no te diviertes siquiera un rato te vas a saturar de tanta información y no podrás continuar estudiando.
Supongo que era cierto.
—Mhm... ¿A dónde iríamos? —pregunté, él sonrió un poco.
—¿Al cine?
—Al cine —repetí —. ¿A ver qué?
—Se encogió de hombros —Eso no importa, Mentirosa.
—Resoplé —Vale —accedí —, vamos al cine.
Sonrió divertido y se empezó a poner la chaqueta.
—Te odio —dije.
—Y yo a ti. Anda, camina.
—Elliot...
—No, nada de "Elliot". Dame la mano —estiró la suya para que la tomara.
—¿No podemos ir maña...?
—No. —se adelantó en decir cuando entrelazó su mano con la mía.
Al bajar del elevador, intenté escapar, pero Elliot me sujetó de la mano nuevamente y me obligó a salir del edificio.
—Esto es en contra de mi voluntad —refunfuñé mientras me ponía el cinturón —. Te voy a denunciar.
—¿En serio? no me digas —ironizó. Lo miré con mala cara.
—Gritaré que me estás secuestrando.
—Adelante.
Elliot bajó la ventanilla de mi puerta, yo asome la cabeza y comencé a gritar. Él me detuvo cuando me pegó en la pierna, riendo.
—¡Loca, cállate!
Rompí a reír a carcajadas al mismo tiempo que regresaba al interior del coche.
—¡Tú me dejaste hacerlo! —reproché.
—¡No creí que fueras a hacerlo de verdad!
—Nunca me subestimes, Mentiroso —bromeé, acto seguido le guiñé el ojo.
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10 reglas para no enamorarme de ti
RomanceStarlie Dickson siempre se esforzó por ser buena amiga. Siempre rompió reglas y cometió errores para ayudar o salvar a sus mejores amigas, incluso si eso le trajera problemas. Y el problema esta vez, fue Elliot Handler. El chico popular, estúpido...