12. Plantas bailarinas

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No puedo ver un canal de televisión en paz, porque en absolutamente todos hablan sobre el evento de anoche. Muestran a los ganadores, Aegan apareció y Stella pegó un grito que se escuchó hasta el vecindario de al lado.

También mostraron el escándalo que se montaron los paparazzis y entrevistadores al rodearnos de esa manera a Elliot y a mí.

Todavía recuerdo lo encerrada que me sentí en ese momento. Me faltaba el aire y me incomodaron demasiado. Los paparazzis y los entrevistadores parecen no conocer los límites.

Eran CIENTOS.

Elliot salió a hablar a los medios para pedir que por favor parasen, que no había sido correcto lo que hicieron. Lo mostraron hablando en todos los canales de televisión: «Elliot Handler sale a hablar, rompiendo el silencio en Plena Crisis de Paparazzis».

Todo es un desastre. Todo.

Bendito sea el día que decidí aceptar ayudarlo en esto. La verdad es que no estoy mentalmente preparada para tanta cosa, como la fama.

Es agobiador, los flashes, las preguntas interminables, el tener que lucir perfecta TODO el tiempo, las teorías de los fans, que te saquen fotos en la mitad de la calle sin tu previo permiso cuando estás desprevenida, que se enojen si les niegas una foto...

De todas formas, sé que se lo debía. Elliot me ayudó hace un año con la relación falsa que yo le propuse, solo le devolví el favor.

Y es que funcionó muy bien.

Elliot es tendencia por todas partes, y hasta aún más que antes.

Logré ayudarlo, como él logró ayudarme el año pasado. Pero, aún así, no puedo olvidar la conversación que tuvimos anoche.

«Pero necesito tiempo».

¿Cuánto tiempo más necesita para entender que lo hice por él? No me fui porque quise, no me fui para lastimarlo, no me fui porque ya no lo quisiera, no me fui porque ya no me importara lo nuestro, me fui para que pudiera cumplir su sueño. Creí... creí que sería lo mejor.

Pero me equivoqué. Lo destrocé.

«Sí, te equivocaste. Porque tu decisión me destrozó».

Eso último hace eco en mi cabeza cada minuto del día. Solo quise ayudarlo, pero me siento una mierda ahora, y totalmente culpable.

Él mismo lo dijo, se abrió ante mi, me mostró una parte de él que nunca nadie más podrá ver... Y aún así me fui. Lo dejé.

Desearía poder arreglar las cosas, que todo sea como antes. Pero él mismo lo dijo, el amor no arregla todo. Hay heridas que tardan en sanar.

Y, a pesar de que quizá algún día él sí pueda perdonarme, dudo que yo pueda hacerlo.
No puedo perdonarme, no luego de haberlo dejado de esa forma.

Soy consciente de que fue por su bien, pero la culpa me consume cada día de mi vida desde hace un año.

Por otro lado, he estado escribiendo bastante estos últimos días. Ya voy por el capítulo número ocho, supongo que voy bastante bien por ahora.
He tenido bastante inspiración últimamente y eso... me pone muy feliz. Creí que toda mi vida estaría bloqueada, sin poder escribir. Pero, desde que volví a ver a Elliot... no lo sé, todo se siente distinto. Me siento más... suelta, libre o quizá segura. Ni siquiera sé por qué.

Cada día descubro todavía más lo mucho que me fascina escribir. Por fin siento que hago algo que me gusta, algo que verdaderamente me apasiona.

10 reglas para no enamorarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora