—¿Hablarle? —repitió horrorizada mi mejor amiga, quien estaba junto a mi a la vez que observábamos discretamente al chico que le gusta.
—Stella —murmuré —, si no le hablas jamás pasará nada.
Me reí cuando hizo una mueca.
—Creo que prefiero esperar a que...
—¿A que él de el primer paso? —completó por ella mi segunda mejor amiga, Ada —, Dios santo. Si no vas de frente jamás le interesarás. Míralo, es completamente popular.
Stella se regresó a él, algo apenada.
—Es fácil para ti decirlo, todos están detrás de ti.
—Si no le hablas, yo misma me encargaré de que lo hagas —aseguré —. Llevas enamorada de él desde la primaria.
—¡Shhh! te va a oír.
Ada y yo intercambiamos una mirada, cansadas de que Stella nunca se animara a hablarle. Siempre fue así, Stella es una persona un tanto vergonzosa cuando se trata de chicos. Pero no la culpo, Alexander Macauley es el chico más popular de toda la universidad, también lo fue durante el instituto, y nosotras somos... bueno, no diría que somos fantasmas, pero tampoco nos conoce todo el mundo.
La única que ha logrado estar con chicos populares, es Ada. Está claro, nadie se resiste a ella. Curvas, ojos azules, seguridad en ella misma. Es todo lo que le atrae a los hombres en carne y hueso.
Stella dió un paso hacia adelante, sin dejar de mirarlo. Al segundo, se arrepintió volviendo para atrás, acto seguido volvió a dar un paso hacia adelante. Al final, regresó corriendo hacia nosotras casi al instante.
—Chicas, no puedo hacerlo.
Ambas rodeamos sus hombros con un brazo.
—Suspiré —Tranquila, ya lograrás hacerlo. No permitiré que vivas un año más de tu vida sin ser su novia.
—No logrará nada si no le... —intentó mencionar Ada, pero la interrumpí cuando pellizqué su brazo disimuladamente —. Claro que lo lograrás, Stella —finalizó luego de mi pequeñita agresión.
Al sonar el timbre cuando las clases terminaron, salimos de la residencia y nos dirigimos al coche de Stella.
—¿Creen que deba hablarle por chat? —se colgó el bolso en su brazo derecho —, me aterra que no me responda el mensaje...
—No sabes con seguridad lo que podría pasar —murmuró Ada —, y jamás lo sabrás si no lo intentas.
—Yo creo que deberías hablarle en persona —opiné —. No puede ignorarte porque quedará como un maleducado si lo hace.
Al subirnos al coche, Stella observó a su gran amor desde lejos.
Se rascó la nuca algo apenada, para luego girarse a vernos.
—Chicas...
—No puedes hacerlo —completamos por ella al ya saber su respuesta.
Hicimos que riera.
—Vale, me conocen bastante.
—Obviamente, conozco a la pequeña Stella, a la Stella adolescente y a la Stella enamorada. ¿Crees que no sabré todas tus frases? —bromeé.
Mientras reíamos, Stella arrancó el coche y fuimos directo a la casa de Ada. Siempre se digna a invitarnos, ya que su casa es la más grande.
No me sorprende, los padres tienen un muy buen trabajo en el que ganan demasiado dinero.—Mis padres se fueron a otro viaje por Europa, así que estamos solas.
—¿¡Otro más!? —exclamé —, ¡se fueron el mes pasado!
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10 reglas para no enamorarme de ti
RomanceStarlie Dickson siempre se esforzó por ser buena amiga. Siempre rompió reglas y cometió errores para ayudar o salvar a sus mejores amigas, incluso si eso le trajera problemas. Y el problema esta vez, fue Elliot Handler. El chico popular, estúpido...