Me despierta la alarma. La apago con pereza y me estiro.
Noto que Elliot sigue dormido a mi lado. Sonrío al recordar todo lo que me había dicho anoche.
El reloj marca las siete de la mañana. Me paro de la cama y mientras bajo las escaleras le marco a Stella.
Dos tonos.
Tres tonos.
Cinco tonos... Espero pacientemente.
—¿Mhm? —responde al atender, semi dormida.
—Necesito que me abras al llegar a casa —le pido. Anoche no me llevé las llaves y las tiene ella.
—Eh... —titubea —, no estoy en casa.
—¿Qué? —suelto, confundida —. ¿Dónde estás?
—Todos nos quedamos dormidos en la fiesta. No sé dónde están los demás —murmura.
Me muerdo el labio inferior.
—Vale, ya voy.
De paso, le devuelvo el coche a Aegan.
—¿Y tú dónde estás si no es en casa? —me pregunta.
—Es una larga historia. Espérame despierta.
—Bosteza —Vale.
Cuelgo la llamada y, una vez más, me subo al coche de Aegan.
Conduzco pésimo, me aterra que algún oficial lo note. No sé cómo es que anoche no me estrellé con lo rápido que iba.
Estaciono el coche frente a la casa de la fiesta y me bajo. Estoy a punto de llamar a la puerta, pero noto que está abierta.
Me adentro y busco a Stella en el salón con la mirada, pero no está. A los que sí veo son a Iker y Jacob, tirados en el sofá, dormidísimos.
Todas las personas allí están dormidas.
Subo las escaleras con cuidado y encuentro a Stella en una habitación. Aegan duerme sobre la cama, la rubia sentada junto a él.
—Me sonríe al verme —¡Star! —susurra.
—Debo ir a casa rápidamente o llegaré tarde —comento.
Ambas nos giramos a Aegan antes de que ella lo despertara.
Llamamos a todos los demás, los fuimos encontrando en distintas partes de la casa. Cada uno de ellos estaba dormido.
—¿Entonces te llevaste mi coche toda la noche? —me pregunta Aegan, impactado.
Suelto una risa.
—Exacto. ¿Nunca lo notaste?
—Niega con la cabeza, divertido —No. ¿Y Elliot? ¿ya está bien? —les he contado todo lo que sucedió.
—Sí, él está bien. Oh, toma —le entrego su móvil.
—¿¡También te llevaste mi móvil!?
Stella ríe a carcajadas a coro conmigo, Ada se queja estando junto a mi, diciendo que no la dejamos dormir.
Al llegar, me bajo del coche junto a los demás, quienes caminan hasta el edificio sin parar de bostezar.
—Gracias por traerme —le agradezco a Aegan —. Asegúrate de que Elliot se sienta bien.
—Asiente —Lo haré.
Me sonríe coquetamente antes de irse. Rhys duerme junto a él en el asiento del copiloto.
Veo el coche alejarse.
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10 reglas para no enamorarme de ti
RomanceStarlie Dickson siempre se esforzó por ser buena amiga. Siempre rompió reglas y cometió errores para ayudar o salvar a sus mejores amigas, incluso si eso le trajera problemas. Y el problema esta vez, fue Elliot Handler. El chico popular, estúpido...