𝟺𝟼

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☾︎☀︎︎|maite|☀︎︎☽︎

𝐬𝐞𝐦𝐚𝐧𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬;

— ¿Podés decirme o no?. —le pregunté a mi hermana por videollamada.

— pero Mai, me hablas de mil temas a la vez no te entiendo. —se ríe.—, ¿Qué querés saber?.

— es que... —suspire haciendo puchero.—, Yo quiero comer chocotorta y vos la haces rica, y no estás acá.

Estaba por llorar, pero no podía. Agustina me quedo mirando confundida desde la videollamada y yo seguía haciendo puchero.

Ya estaba entrando a las tres meses y los síntomas me estaban pegando fuertísimo, quería comerme toda la heladera, y lo sensible que estaba era increíble. Ya no me gusta estar así.

— ¿Vos estás bien?. —arquea una ceja.—, La chocotorta es fácil de hacer amor, galletitas, queso crema, dulce de leche, podés mojar las galletas en café. —explica.

Yo había leído que las embarazadas no podían tomar café, chucha.

— no, café no. —negué.—, Aparte yo quiero tu chocotorta, no la de otra persona.

— pero estamos lejos. —ríe.—, ¿Vos estás bien enserio? ¿Algo para contarme?.

— no, bueno, no tengo nada de eso en mi casa voy a tener que comprar. —rode mis ojos.—, Es tan frustrante todo.

— tenés el chino a media cuadra vaga. —se ríe negando.—, ¿Dónde esta mi cuñado?.

— hoy se incorporó con el grupo para entrenar de nuevo. —sonreí mientras me ponía las zapatillas.

Había dejado el celular apoyado sobre el mueble mientras me preparaba, no podía pedirle a Langoni que traiga las cosas porque él llegaba tarde, y yo quiero comer ahora.

— ¿Por qué tan ansiosa por comer chocotorta?. —pregunta Agustina, que preguntona estaba.

— porque si, estaba mirando fotos viejas y ví la última que nos sacamos con Paulo. —agache la cabeza.—, Estábamos comiendo una chocotorta que vos habías echo.

— ¿Es sólo por eso o algo más? Estás muy sensible. —me sigue mirando.—, Y hace rato venís así.

— te llamó más noche que voy a comprar y no quiero que me roben. —le tiré un beso y corté a la mierda.

Agarré la correa de Max y al perro también, porque no pensaba ir sola. Salí del departamento con mi hijito en brazos, hasta que llegamos a la vereda y lo bajé.

Caminé hasta el chino, la panza poco a poco se me iba notando un poquito más, así que ahora tenía que usar buzos grandes o remeras de lo mismo. Estoy pasando una etapa muy linda como para que vengan a cagarme todo los comentarios.

Llegué al lugar y con Max en brazos, empecé a agarrar las cosas y echarlas al carrito, había comprado todo lo que me había dicho Agus. También agarré una coca, pero ese es un detallito.

Iba tan distraída en lo mío, mirando que más compraba y tratando de recordar que faltaba en casa. Así hasta que me terminé chocando con alguien.

vos | ˡᵘᶜᵃ ˡᵃⁿᵍᵒⁿⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora