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D E S  A N I V E R S A R I O

segunda temporada.

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maite
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— che vos. —me agarra Vicente porque si no me caía.—, ¿Cuánto tomaste?

— ay hola cuñis. —lo abrace fuerte, fuerte.

Mitad de la noche, me daba todo vueltas y bailaba con el que venga, no me importaba nada.

— Maite, te caes. —me sostiene fuerte.

— bailemos ortiva, dale, agárrame la mano. —le agarró la mano y hago que de una vueltita.

La única solución que encontré fue está, me dejó rota, no le importó ni un poquito. Cuando le pedí el vodka al chango, después de ese vodka y un par más se fue todo al carajo.

Todos estaban más o menos en pedo igual, Agustina andaba por las nubes mientras que Exequiel iba atrás de ella por todos lados, algunos subidos a los sillones cantando, etc.

— quiero ir al baño. —le agarré el brazo a Vicente.

— bueno, vamos. —me agarra la mano.

— ay no, no aguanto. —negué.

Subimos las escaleras con todo el cuidado del mundo porque me daba la impresión de que iba a hacerme pis. Taborda me metió al baño y yo me quedé parada sin acordarme a lo que venía, hasta que me senté a hacer mis necesidades.

Me miré al espejo y empecé a arreglarme, tenía todo corrido por el llanto y la transpiración, mis ojos estaban rojos, y no sabía diferenciar si era por llorar o otra cosa.

— Maite, ¿Estás viva? —golpea la puerta Taborda.

— ahora voy. —digo sosteniendo la pared, o eso creía.

Muchas cosas pasan por mi mente ahora, agarre los anillos, los estaba mirando bien, ¿Cómo podía ser capaz de hacerme algo así? Si se suponía que me amaba, él mismo me miraba a los ojos y me decía te amo.

quiero verte entrar con el vestido blanco y agarrada del brazo de Paulo, hijo de puta.

— ay, me hizo mierda. —susurré para mí misma llorando.

— me preocupas Maite. —habla Taborda.

— ahora voy che, ahora voy. —trató de hablarle cómo si nada.

Abrí la puerta y ahí estaba Vicente parado con cara de preocupado, le agarré el brazo y bajamos de vuelta a la joda. Se fue a buscarme un agua según él, pero yo no quería tomar agua.

— loquito. —agarré a Lit Killah quien pasando justo.

— ¿Qué onda? —se ríe mirándome, yo miré el vaso.—, ¿Querés?

Asentí con una sonrisa en la cara, lo probé y era champagne con no se que, pero estaba rica de todas maneras. Nos fuimos para otro lado a pelotudear, estábamos en la ronda con Agustina ahora, bien.

vos | ˡᵘᶜᵃ ˡᵃⁿᵍᵒⁿⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora