☾︎☀︎︎|ｌｕｃａ|☀︎︎☽︎
Vuelvo de entrenar a casa, estos últimos días estuve entrenando a la par del grupo y eso me ponía contento, poco a poco iba mejorando de mi lesión.
Al entrar a casa me encuentro con Maite tirada en el sillón mirando una serie, mientras Max estaba recostado en la panza de su madre, que estaba al aire y sonreí al verla.
— ¿Estás haciendo fiaca? —pregunté dejando las llaves por ahí.
— ay, ya llegaste. —sonríe Maite mirándome.—, Justo me estaba por levantar a cocinar.
— ¿Si? Justo. —me reí, y me acerco a darle un beso.—, ¿Que onda amor?
— nada, me acordé que mañana tenemos control. —me comenta levantándose con cuidado.—, Tenemos la eco para escuchar su corazón.
— que lindo. —sonreí embobado.—, Vamos a escuchar a nuestro bebé por primera vez.
Mi mujer asiente con la cabeza sonriendo y se sienta en mi falda con cuidado para darme besos por toda la cara. A veces me quedaba mirándola y no podía creer hasta donde habíamos llegado, era increíble.
— ¿Cómo te fue a vos? —pregunta dándome un último beso.
— bien amor, no me dieron una fecha exacta para volver, pero vamos de a poco. —suspire dejando caricias en su panza.
— te amo. —sonríe yendo a preparar las cosas del mate.—, Cuando menos lo esperes vas a volver, hay que tener paciencia.
— es mucho tiempo sin jugar Mai, ya quiero estar en la cancha de nuevo. —me cruzó de brazos angustiado.—, Se me hace eterno todo esto.
— yo también quiero verte tirando magia gordo, pero bueno, hay que tener paciencia como te dije. —me habla desde la cocina.
Voy con Max en brazos hasta la cocina dónde estaba Mai preparando los mates, me quedé jugando con nuestro hijo perruno mientras ella se encargaba de los mates, mi celular estaba sonando pero no le tomé importancia.
— me había olvidado de comentarte amor, hoy es el cumpleaños del tita. —sonreí de costado y ella me miró.
— y anda. —hace hombritos sentandose.
— no es solo ir. —rode los ojos.—, Quiero que me acompañes, quiero que conozcas al Tita.
— ¿Quién carajo es el Tita? ¿El chocolate? Que rico, quiero comer chocolate. —hace puchero tocándose la panza.
— lo conocí con el Equi hace unos años atrás, me escribió para invitarme a su cumpleaños y a vos también.
— si el Equi está involucrado me suena a cuándo andabas con Nadia. —arquea una ceja tomando un mate.—, ¿Me equivoco?
— no. —mentí.—, Ella no tiene nada que ver, nos invitaron a nosotros.
Maite suelta una risita y yo la mire sin entender, no le dí importancia y nos quedamos tomando mates mientras seguíamos hablando de mi rendimiento con el tema de la lesión, no veo la hora de pisar la cancha una vez por todas, no aguanto más sin jugar.
