𝚇𝚅 𝚃𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚘𝚣𝚌𝚘 𝚍𝚎 𝚞𝚗 𝚜𝚞𝚎ñ𝚘

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𝚇𝚅 𝚃𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚘𝚣𝚌𝚘 𝚍𝚎 𝚞𝚗 𝚜𝚞𝚎ñ𝚘

𝙋𝙖𝙧𝙚𝙘𝙚𝙧𝙨𝙚 𝙖 𝙖𝙡𝙜𝙪𝙞𝙚𝙣 𝙣𝙤 𝙨𝙞𝙜𝙣𝙞𝙛𝙞𝙘𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙚𝙖𝙣 𝙞𝙜𝙪𝙖𝙡𝙚𝙨.

Kim extendió un vaso de Whisky a Wolfgang y se sentó a su lado en la terraza de su apartamento

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Kim extendió un vaso de Whisky a Wolfgang y se sentó a su lado en la terraza de su apartamento. La luna estaba generosamente bonita esa noche, había sido una noche perfecta para una cita perfecta, pero Kim ya se esperaba que terminara así o peor.

– Él vendrá – decretó Wolfgang inhalando pesado – Solo necesita tiempo.

– No quiero que se sienta mal – dijo Kim – Le he hecho suficiente daño y él es tan importante para mí.

El ruso arrugó ligeramente el entrecejo – No ha sido todo intencional, Kim.

– Pero tampoco lo evité – protestó – y no fue a la única persona que le hice daño.

– ¿Te refieres a mi?

Kim asintió en silencio, Wolfgang bufó y tomó un poco de licor.

– No te preocupes por mi, no te condenaré al infierno por eso... yo también me he equivocado antes, muchas veces... – Lo empujó suavemente con su hombro.

– ¿Crees que esto funcionará? – preguntó Kim

– No lo sé, nunca he estado en una relación de tres – dijo Wolfgang – Solo sé que me gustan y que... puedo darles todo lo que tengo ¿Sabes? Creo que vale la pena, ni siquiera me preguntes como lo sé o porque me siento así.

Kim sonrió negando ligeramente – Eres un romántico – le devolvió el empujón. Wolfgang alzó la copa antes de llevarla a sus labios, sonrió contra el cristal.

– Leo muchos libros sobre romance – le contó –

Kim asintió vacilante – Mm, ¿y el arte de la guerra? Te vi el otro día leyéndolo en San Peterburgo.

– Sun Tzu es mi referente a la estrategia y planeación – le dijo a Kim mirando las estrellas en el cielo, Kim lo imitó – Mi padre me obligó a leerlo tantas veces cuando estaba pequeño, creo que me se cada párrafo.

– Y aun así, lo sigues leyendo – dijo Kim después de tragar el licor.

– Así como tu lees El príncipe de Maquiavelo – lo pilló – Lo vi en tu estantería minutos antes de sentarme aquí. Tienes varias ediciones.

Kim alargó una sonrisa, Wolfgang y él tenían esa similitud, nunca se les pasaba ningún detalle – Podría culpar a mi padre por meterme a Maquiavelo por los ojos cuando estaba pequeño pero realmente, yo escogí ese libro como filosofía de vida.

El fin justifica los medios, un poco descarado de tu parte – dijo Wolfgang

Kim asintió – Para esta profesión no necesito una moral intachable –

AMOR ES AMOR - KIMCHAYWOLFIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora