𝙴𝚡𝚝𝚛𝚊: 𝙲𝚑𝚊𝚢&𝚆𝚘𝚕𝚏𝚒

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𝙴𝚡𝚝𝚛𝚊: 𝙲𝚑𝚊𝚢&𝚆𝚘𝚕𝚏𝚒

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Nadie se movía. Wolfgang apenas podía respirar... de verdad estaba allí, después de un año, realmente estaba allí en frente de él. Chay había crecido un poco más, estaban del mismo alto... él se veía tan hermoso, con sus ojos grandes y avellanas, con su lunar al lado del ojo... recordó las veces que lo hacía reír cuando lo besaba allí, con sus lindos labios abultados, trata una pijama de navidad... las ganas de llorar entraron en su pecho, pero no lo hizo... había llorado tanto por ellos que no se lo iba a permitir.

– ¿De verdad eres tú? – fue el susurro de Chay que disipó el dulce ambiente

Wolfgang asintió – Si – soltó, Porchay se limpió una lágrima solitaria y saltó encima de él.

Todo cobró sentido de nuevo, ¡todo! Wolfgang tardó en reaccionar pero cuando lo hizo, lo estrechó con tanta fuerza sintiendo la calidez de Porchay absorberlo como una fuerte ola, se sintió en las nubes, se sintió al lado del sol, él era tan tibio... se sentía correcto, se sentía como el hogar. Sintió la dulce respiración de Chay golpear suavemente su cuello, y él decidió que lo abrazaría por toda la vida, entraron a tropezones al apartamento, Wolfgang cerró la puerta sin dejar de abrazarlo fuertemente, llenándose de su aroma, de su suavidad, de su tranquilidad, de la paz que ese chico emanaba. Un año para volver a sentirlo, un año para ser completamente feliz.

– Pensé que no volvería a verte – sollozó Chay contra su cuello – Pensé que te había perdido.

¿El había pensado en eso? Porque en lo único que Wolfgang pensó durante todo este maldito año fue que él los había perdido, y allí estaba escuchando la dulce voz de su Kotik decirle que había pensando... en él. Se sintió tan amado en ese momento, incluso más que antes. Mucho más.

– Tu nunca vas a perderme – susurró Wolfgang alejándolo solo para verle los ojos – Te extrañé tanto, Chay. A ti y a Kim.

Chay le sonrió mientras con los pulgares le acariciaba las mejillas y admiraba su cara, ella suspiró.

– Yo también te extrañé muchísimo – susurró, estaban en medio del salón – Y a phi también.

Ambos volvieron a sonreírse y de nuevo, retomaron el abrazo sintiendo sus corazones latir rítmicamente. Wolf pasó su mano por toda la extensión de la espalda de Chay y sonrió, de verdad estaba allí con él, de verdad estaba abrazándolo como en sus sueños, solo faltaba Kim para que se sintiera realmente completo.

– ¿Cómo es que estás aquí? – preguntó Chay con su dulce voz.

El más joven se alejó pero solo para tomarlo de la mano y guiarlo al pequeño sofá que había enfrente del arbolito iluminado, Wolfgang sonrió, a donde quiera que vaya Chay siempre llevaba esa energía hermosa y angélica que Kim tanto adoraba, y que él había extrañado como nunca.

AMOR ES AMOR - KIMCHAYWOLFIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora