𝚇𝚇𝚇𝙸𝙸 𝙷𝚘𝚐𝚊𝚛

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Aviso: Nada, que las tqm! disfruten de la lectura... ¡Ah, y nuevo personaje! jiji, estoy segura que les encantará tanto como a mi... 


𝚇𝚇𝚇𝙸𝙸 𝙷𝚘𝚐𝚊𝚛

𝘘𝘶𝘦 𝘣𝘰𝘯𝘪𝘵𝘰 𝘦𝘴 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘢𝘳 𝘢 𝘤𝘢𝘴𝘢

Porchay parpadeó ajustando sus ojos a la tenue luz que entraba por entre las persianas blanquecinas, lo primero que vio fue el techo, arrugó ligeramente el ceño con un nuevo dolor en la parte inferior de su cuerpo, para ser exactos en su trasero

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Porchay parpadeó ajustando sus ojos a la tenue luz que entraba por entre las persianas blanquecinas, lo primero que vio fue el techo, arrugó ligeramente el ceño con un nuevo dolor en la parte inferior de su cuerpo, para ser exactos en su trasero. Ni siquiera se lamento, fue la mejor noche de toda su maldita vida, de verdad lo fue, se sintió la persona más amaba del universo, la más protegida, la más consentida... tenía suerte, de verdad, que aunque él pensó que era una persona sin suerte, que el mundo generalmente estaba en su contra, llega Kim y Wolfgang y componen cada cosa.

En algún momento, Chay dudo mucho de aquella relación... no lo exteriorizo como debía porque se sentía confundido, pero lo pensó y le asustaba el hecho de salir herido, ya no quería sufrir más por amor, quería vivir y amar sin dificultades, y recibir lo mismo, nunca pensó que una relación de tres sería lo más preciado ahora para él.

No quería levantarse de la cama, quería quedarse allí todo el día con esos dos hombres, arranchados, besándolos y abrazándolos, pero tenía clases y no podía darse el lujo de faltar, mucho menos en épocas de exámenes.

Como era costumbre, el ruido de la alarma retumbó por toda la habitación. Wolfgang gruñó cambiándose de lado y aferrando la cintura de Chay con su brazo, Kim gimió y estiró su brazo, dio unos golpes suaves y la alarma de desactivo, luego volvió a su posición inicial entrelazando una de sus piernas con las de Chay.

– Odio ese sonido – masculló Wolfgang metiendo su cabeza en el hueco del cuello de Chay – Buen día, amores...

Chay sintió el besito de Wolfi en su piel, y sonrió – Buen día

– Mm – tarareó Kim acomodando su cabeza en la almohada de Porchay y uniéndose más a ellos – ¿Como te sientes, ángel?

– Me duele –

Kim lo abrazó suavemente por encima del brazo de Wolfgang.

– Cuando desayunes, te daré un ibuprofeno – comentó con la voz ronca

– No me quiero levantar – sollozó Wolfgang – Pero tengo examen de marketing.

– Y yo de cultura y arte representativo del siglo XX – comentó Chay e hizo una mueca – Juro por Dios que estudie, pero ahora estoy en blanco.

Entonces, a Chay le nació la duda – Phi, tu estabas en la universidad cuando te conocí... ¿Te graduaste al menos?

Kim lo pellizcó dulcemente en el brazo.

AMOR ES AMOR - KIMCHAYWOLFIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora