𝚇𝚇𝚅 𝙿𝚞𝚗𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚋𝚛𝚎

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𝚇𝚇𝚅 𝙿𝚞𝚗𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚋𝚛𝚎

𝘕𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘮á𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘳.

La madrugada llegó, poco iluminada, con solo una farola al otro lado de la calle

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La madrugada llegó, poco iluminada, con solo una farola al otro lado de la calle. Chay miró a las dos chicas arreglando su poco equipaje y pensó, el amor joven era tan hermoso... tan puro, recordó cuando se enamoró de Kim, y luego cuando se enamoró de Wolfgang, y como sin pensarlo, daría la vida por ellos.

– ¿Están listas? – preguntó Chay con una sonrisa tranquila

Mila asintió tomando firmemente la mano de Eva.

– El primer autobús pasa a las cinco, así que vamos – Chay las hizo ir primero, él iría atrás.

Los tres salieron del hostal, todo estaba muy solo... caminaron algunos metros hasta llegar a la parada. Los tres se juntaron a esperar el autobús, estaba haciendo mucho frío.

– Debes estar helado, Bangkok es caliente ¿Verdad? – preguntó Eva abrazando a Chay

Chay sonrió, tímidamente – Sí, un poco – asintió. Los tres se quedaron allí. De verdad era un lugar intimidánte, lleno de árboles... en ese momento, comenzaron a ver la delicada capa de nieve que empezaba a cubrir la copa de los arboles.

– Oh Dios... es nieve – susurró Chay

Mila asintió – En noviembre, en Rusia empieza a nevar para estas épocas... ¡Oh! Nunca has visto la nieve ¿Verdad?

Chay negó – En Tailandia no cae nieve –

– Pues es lo que verás de ahora en adelante por aquí – dijo Eva con un acento mucho más marcado que el de Mila, a Eva se le dificultaba algunas palabras en ingles y Mila solía ayudarla.

Chay hubiese querido estar con Kim y Wolfi en su primera nevada... quizá luego, en otras circunstancias podrían disfrutar de la nieve juntos. 

La sola idea le calento el corazón. 

– Ahí viene – avisó Mila señalando el autobús

Chay exhaló, el clima era frígido, demasiado helado para ser verdad. Cuando subieron al autobús, se sintieron más tranquilos. Eran los únicos, de hecho.

– Estamos a una hora y media – dijo Chay – Pueden dormir si quieren, las levantaré.

Mila negó – No, Chay, yo conozco el lugar. Duerman ustedes dos, yo vigilaré.

Chay negó ligeramente, no se sentía tranquilo durmiendo, así que Eva terminó dormida en el regazo de Mila mientras ella le acariciaba el cabello corto con sus dedos.

– ¿Sabes una cosa, Chay? A veces quisiera dejarla... no quiero que corra peligro pero cuando pienso en cómo me sentiría sin ella... – Mila negó ligeramente – No puedo imaginarme una cosa así, duele demasiado.

AMOR ES AMOR - KIMCHAYWOLFIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora