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– ¡Oh, por fin! – gritó Mila corriendo al encuentro con sus hermanos y la bonita Hadar que seguía en la pequeña cajita de viaje – ¡Los extrañé tanto!
Kirill sonrió enternecido pero todavía con el malestar por la muerte de su madre.
– ¿Cómo estás, pequeño? – preguntó Mila poniéndose a su altura.
Wolfgang entró todas las pertenencias al departamento, y respiró profundo... ya había dejado un capitulo de su vida atrás.
– Triste... no volveré a ver a mamá, sé que ella fue mala... pero bueno, no lo era tanto conmigo – murmuró todavía abrazando a Mila.
Wolfgang suspiró pasando los dedos por el cabello y quitándose el abrigo que traía en el avión.
– Eh... Kill, ella ya no está pero siempre... la vas a tener aquí ¿de acuerdo? – Mila puso su mano en el pecho de Kirill – Siempre será tu mamá.
Kirill era un niño apenas, todavía no sabía cómo funcionaba el mundo ni su familia por lo que avivar el odio a su madre muerta no era precisamente como querían criarlo, ahora era responsabilidad de ambos. Después Mila se colocó de pie y ambos caminaron hacia el salón.
– ¿Te gusta? Será tu nueva casa – dijo Mila con una sonrisa – También podrás elegir una habitación y decorarla como tu quieras.
Kirill sonrió admirándolo todo – Es bonito, me gusta –
– Bueno, es para ti y para Mili – dice Wolfgang sonriente
– ¿Tú no estarás con nosotros? – inquirió Kirill
– Bueno... – Wolfgang se acerca – Yo vivo con Kim y Chay pero siempre vengo todos los días a visitar a su hermana, también hablamos por teléfono y salimos. Es muy divertido ¿verdad, Mil?
– Sí – Mila asintió con una sonrisa – A demás, el edificio tiene piscina y un salón de juegos enorme.
– ¡Genial!
Wolfgang sonrió – Esta noche, Chay quiere hacer una cena familia para ustedes... van a ir los hermanos de Kim, el hermano de Chay, así podrán conocerlos a todos –
– Yo conocí a Khun la otra noche cuando salí de fiesta con Macao – dijo Mila – Es genial.
Kirill sonríe – Sí, me parece bien.
– Mila te ayudará a ordenar todo, vendré por ustedes más tarde – se acerca para abrazar a sus hermanos – los amo.
– y nosotros a ti – contesta Mila – ¿Te llevarás a Hadar?
