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– ¿Por qué escogieron este casino para esa reunión? – preguntó Porchay al lado derecho de Kim
– Inspira confianza, hay personas en la zona inferior – comentó
Wolfgang bufó llevando hasta sus codos los puños de su camisa negra.
– Los chinos siempre han sido personas desconfiadas
Kim vacila – ¿Quién en este negocio no lo es?
– Hablo de extremos, siempre han sido en exceso desconfiados –
Kim se detuvo, específicamente miró a Chay – La reunión será arriba – dijo, Chay asintió – No te despegarás de nosotros ¿recuerdas? Ese fue el trato.
Porchay colocó los ojos en blanco pero asintió. Había perdido la cuenta de cuantas veces dijo eso antes de salir del apartamento, Wolfgang no tuvo que decirlo porque Kim lo dijo por ambos.
– Si, entiendo – asintió – Ya, no me miré así...
Kim exhaló y asintió, tocó la mano de Chay con sus dedos, quizá para disculparse por su intensidad – Solo necesito asegurarme de que estaremos bien.
– No te angusties demasiado, es solo una reunión – dijo Wolfgang con una sonrisa tranquilizada. –
Y en efecto, tranquilizaba a Kim... les sonrió suavemente y se inclinó a ellos para besarlos, primero a Chay y después a Wolfgang, quizá besarlos antes de algo importante se había convertido en su pequeño gurú para la buena suerte, suspiró antes de alejarse y desapareciendo su sonrisa, comenzó a subir las escaleras de cristal iluminadas por focos diminutos azules hasta la zona vip.
Arriba ya se encontraba Kinn, Porsche, Vegas, Macao y Pete, pero no había todavía señales de los Shang, seguramente están vigilando el perímetro y montando todo un esquema de seguridad. Khun se había quedado en la mansión con Arm, ambos encargados de las grabaciones y cámaras de seguridad.
Los tres ocuparon un sofá separado de cuero azul brillante, Porchay en la mitad de ambos y para su propio colmo de males, Porsche les lanzó una mirada furibunda.
– Me alegro de que así cuiden a mi hermano – alegó por lo bajo siendo totalmente sarcástico y pedante.
Kim le envió una mirada de advertencia – No empieces.
Porsche volvió a su posición recta al lado de Kinn y se calló, Porchay suspiró... la noche sería larga y no era exactamente como la quería pasar.
– Escucharemos lo que tienen por decir – comentó Kinn exhalando el humo del cigarro que estaba fumando.
Vegas colocó los codos en sus rodillas flexionadas, se encontraba entre Macao y Pete.
