𝚇𝙻𝚅𝙸𝙸𝙸 𝙻𝚊 𝚌𝚞𝚕𝚙𝚊

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𝚇𝙻𝚅𝙸𝙸𝙸 𝙻𝚊 𝚌𝚞𝚕𝚙𝚊

𝘚𝘪 𝘵𝘢𝘯 𝘴𝘰𝘭𝘰...

Porchay entró a la sala de urgencias echo un desastre, en pijama, con el cabello alborotado y los ojos rojos, apenas supo de qué Wolfgang estaba en el hospital porque Kim rastreó el Volvo, le dijo a los guardaespaldas que lo llevaban y no pensó en...

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Porchay entró a la sala de urgencias echo un desastre, en pijama, con el cabello alborotado y los ojos rojos, apenas supo de qué Wolfgang estaba en el hospital porque Kim rastreó el Volvo, le dijo a los guardaespaldas que lo llevaban y no pensó en nada más que verlo sano y salvo.

– ¡Wolfi! – lo abrazó en cuanto lo vio con Kim al lado.

Wolfgang tenía la cara desfigurada en dolor. – Es Kirill, estaba solo en apartamento cuando la bomba explotó... Mila había salido a desayunar con Tai y él no quiso ir – contó Wolf haciendo lo posible por no llorar. – Mierda...

– Él estará bien – Kim masajeó su espalda – Es un chico fuerte.

Wolfgang se pasó la mano por el cabello – Era para mí, la maldita bomba... Mikhail supo donde vivía pero... ¿por qué no colocó la bomba en el apartamento tuyo?

Chay miró el suelo, tenía ganas de llorar profundamente... todo esto era su culpa, si Mikhail pensó que Wolfgang estaba viviendo allí era porque lo vio llegar a ese lugar anoche...

– Tuvo que haberte seguido en algún momento o a Mila – dijo Kim – Mis hombres ya están inspeccionando el perímetro y también personas de la policía que trabajan para nosotros.

Wolfgang se sentó en una de las sillas en la sala de espera – ¿Cómo supiste lo de la explosión, Chay?

– Mm, estaba en el balcón cuando sucedió... – respondió a poca voz sentándose a su lado.

– El no sabe que Kirill estaba conmigo – dijo Wolfgang con los codos en las rodillas –

Kim se sentó a su otro lado – Pero si sabe de Mila y no le importó, a él no le interesa nadie con tal de joderte, Wolf.

– Lo sé – Wolfgang apretó los labios –

– Lo mejor es que nos quedemos en el complejo hasta que lo encontremos – dijo Kim – No quiero que corran peligros innecesarios, él ya debe saber donde vivo.

Wolfgang asintió – Está bien, gracias – susurra

Mila entró dos minutos después con Tai y Morris, su guardaespaldas.

– ¡Wolf! –

El ruso se levantó y la abrazó fuertemente, Chay prefirió ni siquiera mirar... sentía un nudo violento formarse en la boca de su estómago, si tan solo pudiera retroceder el tiempo... si tan solo no hubiese caído en esa trampa como un imbécil.

– ¿Cómo está, Kill? – preguntó

– En cirugía, lleva una hora– respondió Wolfgang – ¿Tú estás bien?

AMOR ES AMOR - KIMCHAYWOLFIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora