𝚇𝚅𝙸𝙸𝙸 𝙹𝚞𝚗𝚝𝚘𝚜 𝚜𝚘𝚖𝚘𝚜 𝚙𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚘𝚜.

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𝚇𝚅𝙸𝙸𝙸 𝙹𝚞𝚗𝚝𝚘𝚜 𝚜𝚘𝚖𝚘𝚜 𝚙𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚘𝚜.

𝙉𝙖𝙙𝙞𝙚 𝙚𝙨 𝙥𝙚𝙧𝙛𝙚𝙘𝙩𝙤 𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙣𝙤𝙨𝙤𝙩𝙧𝙤𝙨 𝙟𝙪𝙣𝙩𝙤𝙨, 𝙡𝙤 𝙨𝙤𝙢𝙤𝙨.

𝙉𝙖𝙙𝙞𝙚 𝙚𝙨 𝙥𝙚𝙧𝙛𝙚𝙘𝙩𝙤 𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙣𝙤𝙨𝙤𝙩𝙧𝙤𝙨 𝙟𝙪𝙣𝙩𝙤𝙨, 𝙡𝙤 𝙨𝙤𝙢𝙤𝙨

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Porchay se levantó abruptamente con el cabello pegado a su frente e hiperventilando... ¿qué había sido eso? Hace mucho tiempo que no sueña con sus padres, hace mucho tiempo que no soñaba con Porsche siendo golpeado por esos hombres... Tragó saliva y miró a su alrededor, el cuarto de Kim estaba tan silencioso, solo podía escuchar sus respiraciones tranquilas... incluso el sonido de sus corazones.

Se gira un poco para mirarlos, tenía que recordar que ellos estaban ahí, a su lado, protegiéndolo... y él los protegía, siempre lo haría. Miró a Kim primero, estaba boca abajo con una mano en su cintura, aunque se había caído por el salto de Chay, miró a su lado izquierdo estaba Wolfgang boca arriba con la cabeza ligeramente apoyada hacia la izquierda.

Porchay se secó el sudor, definitivamente mañana hablaría con Porsche, necesitaba hacerlo. necesitaba volver a hablar con su madre, afrontar que ella no lo reconocía todavía, afrontar su mirada vacía cuando lo veía. Necesitaba asegurarse de que todo estaba bien ahora. Que Porsche ya no le debía dinero a nadie.

– ¿Bebé? – era la voz de Kim un poco ronca – Chay, ¿estás bien?

Chay asintió ligeramente – Mmju –

– Mm, ven aquí, hace frío – Kim se giró sobre su costado y abrió los brazos, Chay se metió en ellos dandole la espalda porque no quería que viera su cara preocupada – Mm, te sientes tan cálido.

Porschay sonrió escasamente sintiéndose a salvo nuevamente... Dios, lo que necesitaba era a ellos para mantenerse tranquilo, solo eran sueños... solo era su pasado – Wolfi – lo llamó suavemente. El joven medio despertó.

– ¿Mm?

– Ven – llamó estirando su brazo

Wolfgang se movió perezosamente hacia su abrazo y cuando Chay lo sostuvo contra su pecho, volvió a caer profundamente dormido, la respiración de Kim golpeaba su nuca, y el aroma a lavanda que salía del cabello castaño de Wolfi comenzaron a arrullarlo de nuevo, la madrugada pasó y afortunadamente no volvió a tener pesadillas.

Después de varias horas, despertó... esta vez no hubo sueños malos... pero se encontró en una cama vacía. Tocó los extremos, seguían tibios, seguramente se levantaron hace poco. Miró el reloj digital en la pared, marcaba las nueve de la mañana. Tenía que ir a la mansión por algunas de sus cosas y necesitaba hablar con Porsche.

Entonces, se metió al baño, se ducho, lavó sus dientes y se colocó la misma ropa salvo que ahora estaba utilizando una camisa limpia de Kim.

Bajó las escaleras, y se adelantó hacia el salón, allí encontró a Kim, sentado en el sofá con una laptop en su regazo, todavía tenía su ropa de dormir.

AMOR ES AMOR - KIMCHAYWOLFIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora