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Te estoy haciendo una pregunta —él me tomó me los hombros con fuerza—. Les paso algo a mis padres?

—Brahms.

—Por eso vino Oliver aquí cierto? —Brahms me apretaba más fuerte hasta el grado de llegar a sentir un fuerte dolor—. Necesito que me respondas.

—Me estás lastimando —intenté retroceder pero no funcionó.

—Y a mí me estás agotando mi paciencia.

Sí le decía la verdad era casi seguro que se viniera abajo y más si le contaba que ellos prefirieron suicidarse.

Vanesa contesta.

—Yo me refería que a tus padres no les gustaría que te metieras en más problemas.

—Estás segura? —me soltó y me tomó de la mandíbula para mirarlo—. Quiero que me veas a los ojos y me digas que sólo es eso.

—A tus padres les gustaría que su hijo mejorará en su vida.

—Voy a confiar en ti.

Brahms se dio la vuelta y se marchó dejándome sola.
Me acosté en el sillón esperando la llamada de Oliver, tendría que convencerlo de no venir aquí hasta que pudiera darle la noticia de la mejor forma posible a Brahms, de lo contrario está vez se daría cuenta que no le dije toda la verdad.

Para mí suerte el teléfono sonó y al responder me tranquilizó saber que era Oliver, después de unas preguntas logré convencerlo de no venir por unas semanas o hasta que Brahms estuviera más tranquilo; una vez listo todo me quedé dormida en el gran sillón de la sala esperando a que por la mañana las cosas pintaran mejor.







BRAHMS

La noche se me habia amargado un poco, sabía que era culpa mía por no saber comportarme cómo debería y por casi matar a ese hombre. Talvez ella tenía razón, talvez sí había malinterpretado la situación aunque está vez estaba dispuesto a escucharla y a pedir perdón pues yo ya no quería hacer ésto.

Caminé a su habitación pero me sorprendió no verla así que comencé a buscarla por todas partes hasta que en el sillon rojo vi que descansaba plácidamente. Me acerqué hasta ella en silenció pues no quería interrumpir sus sueños, la toque en su suave mejilla y me di cuenta que estaba algo helada por lo que supuse que tenia frío. Me senté a un costado de ella y suavemente la tomé en mis brazos hasta que quedara pegada a mi cuerpo haciendo que entrara en calor, se veía tan chistosa en esta posición pues parecía cómo si cargará un bebé indefenso. Era cierto que con la estatura que tenía se veía tierna a mi lado.

—Lamentó ser un estúpido —le susurré en su oído sin causar molestias

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Lamentó ser un estúpido —le susurré en su oído sin causar molestias.

La besé lentamente en sus labios y me dispuse a descansar a su lado.

Beso De Buenas Noches Donde viven las historias. Descúbrelo ahora