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La mansión se encontraba sin luz cómo siempre, ya estaba algo acostumbrada a que en cada tormenta la luz dejara de funcionar. Ambos subimos hasta mi habitación ya que le había pedido a Brahms que me acompañará para darle alguna pastilla, no quería que se llegara a enfermar pues de ser así seria todo un lío.

Debe de sentirse horrible vivir tras la paredes, vivir sabiendo que la gente cree que estas muerto. Que vida le han dado a Brahms, necesito que el comience a platicar para poder saber más de él para poder ayudarlo y sacarlo de este lugar que solo lo tortura más y más.

—Te agradezco lo que hiciste por mí.

—Brahms ya te dije que lo hice porque me preocupas.

—Quiero pedirte perdón.

—Por qué?

—La escena de hace rato, no debí de actuar de esa manera contigo.

—Te refieres al beso?

—Sí, no debí de haberlo hecho pero yo... sentí curiosidad.

—Está bien Brahms, no pasa nada y además eso ya se quedó atrás.

—Es que no tenia derecho de actuar así.

—Brahms le das muchas vueltas a las cosas.

—Es que siento cómo si yo te hubiera obligado.

—Brahms te voy hacer muy sincera, ni con al altura, ni con la fuerza que tienes me hubieras logrado obligar a besarte a la fuerza. Si yo te seguí fue porque lo deseaba.

—Tú querías que yo te besara?

—Bueno pues estamos solos aquí, tú eres un hombre muy apuesto y.

—Soy un hombre apuesto?

—Sí.

—Qué me hace apuesto?

—Pues en cada mujer piensa diferente, algunas encuentran apuesto al hombre cuando es muy alto así cómo tú, algunas otras le traen los chicos con un cuerpo cómo el tuyo y a las demás le atraen los rostros marcados.

—No quiero saber que le atraen a las demás, quiero saber que te hace pensar que soy apuesto.

—Bueno tus ojos son los que más me gustan.

—Mis ojos?

—Es que tienes una mirada tan linda, tus ojos tienen un hermoso color verde y además cada que los miró es cómo si estuviera hipnotizada.

—Vaya no sabía que mis ojos causaban eso en ti.

—Pues ya ves que sí.

—Oye me siento algo raro.

—Qué sientes?

—Mi cuerpo esta ardiendo.

Rápido me acerqué para tocarlo y efectivamente su cuerpo estaba comenzando arder en fiebre.

—Brahms necesito que te quites la ropa y te metas en la cama.

—En mi cama?

—No, aquí.

—Tu quieres que yo duerma aquí contigo?

—Bueno tu dormidas mientras yo te cuidó.

—Si quieres dormir conmigo solo tienes que decirlo linda —Brahms puso su mano en mi mejilla y sí que estaba ardiendo.

—Brahms.

Beso De Buenas Noches Donde viven las historias. Descúbrelo ahora