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El rico aroma del desayuno hizo que me despertará. Durante todo el dia me la pasaba dormida y a un asi sentía que no estaba descansando bien; pues me sentía sin ganas de estar activa.

Me metí al baño para darme una buena ducha, al salir me envolví en una toalla y volví a la cama; realmente no tenía ganas de bajar a desayunar. Y mucho menos ver a Brahms, ya que toda la semana se la había pasado diciendo puras tonterías cómo "me vas a dejar cómo Greta" eso era algo que me molestaba demasiado, sabía que decía eso por la llamada del misterioso hombre.Yo estaba feliz por los papeles que había encontrado y aunque él no hubiera deseado saber nada sobre la noticia, para mí era suficiente saberlo yo.

Tomé una pequeña cobija y me cubrí por completo. Odiaba no tener alguna aparato para poder escuchar música que a mi me gustará, pero tampoco quería decirle a Brahms, no tendría mucho caso qué se lo hiciera saber.

Los toquidos de Brahms en mi puerta llamaron mi atención, sinceramente no iba a levantarme abrir la maldita puerta solo para escuchar sus tontos regaños. Me tape de pies a cabeza y le di la espalda a la puerta; se tendría que cansar en algún momento.

Después de un rato los toquidos pararon, aun así no me moví para nada y continúe tratando de dormir. Cuando por fin estaba descansando sentí cómo unas manos subían por todas mis piernas, creí era parte de algun sueño y no le di más importancia.

-Vas a continuar fingiendo que estas dormida?

Brinque del susto y por accidente golpeé el rostro de Brahms.

-Brahms yo.

-Déjalo -se levantó llevándose una mano al rostro-. Sólo fue el golpe de una chica, no es cómo que me hubieras enterrado un desarmador.

-Sí vas a empezar mencionando a esa tipa fuera -lo fulmine con la mirada en señal de amenaza.

-Celosa linda? -me miró fijamente con una sonrisa burlona.

-LARGO! -le arrojé una de las almohadas dándole en la cabeza.

-Sólo venía a decirte que tienes que bajar a desayunar -junto la almohada y la coloco en la cama-. No puedes seguir saltando las horas de la comida, te vas a enfermar.

-Creí que tú te metías en tus cosas y yo en las mías.

-Y así es -se acercó sentándose a mi lado, mientras que una de sus manos acomodaba algunos mechones de mi cabello-. Pero tampoco puedo hacer cómo que no existes, así que levántate ahora mismo.

-Y si no quiero que? Me obligarás?

-Bueno en ese casó.

Al llegar a la cocina me bajo de sus hombros y me dejó caer al suelo.

-Sí vas a tomarme cómo tú maldito juguete, al menos ten cuidado -me levanté del suelo y me acomodé el cabello.

-Sí vas a fingir un berrinche al menos trata de hacerlo cuando no este cerca -Brahms tomó un cuchillo y comenzó a cortar algo.

-Quién dijo que estoy haciendo un berrinche? -golpeé la mesa y me levante de la silla.

-Yo -se giró y su mirada fría se encontró con la mía-. Siéntate.

-No, se acabó Brahms -me aleje de la mesa y tomé solo un sorbo del té que esta en la mesa-. No pienso continuar así.

-Qué quieres decir? -medio giro su cabeza y encarnó una ceja.

-Estoy arta de que actúes de esta maldita manera, primero no me dejaste decir ka noticia que tenia para ti y después comienzas a compararme con esa tipa; por una maldita llamada.

Beso De Buenas Noches Donde viven las historias. Descúbrelo ahora