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Los días habían avanzado de una manera tan lenta, que hacía que mi sufrimiento se sintiera en cada parte de mí ser. En las pocas ocasiones que me encontraba con Brahms creía que el tomaría la iniciativa de romper esas estúpidas reglas, pero sólo me miraba y continuaba con su día.

En algunas noches de llanto creí que el entraría por mi puerta, se acostaría a mi lado y me abrazaría diciendo "Estoy aquí" pero solo era mi maldita imaginación. Por las noches podía escuchar demasiados ruidos, lo que me hacía imposible reconocer de donde provenían.

En los últimos días de esta semana había tomado la decisión de quedarme en todo momento dentro de mí habitación, pues así era más fácil para mí. Incluso deje de encargarme de la limpieza de la mansión pues todo me hacia recordar a los Señores Heelshire, de los cuales no se había tocado el tema, no sabia que quería hacer Brahms con las cenizas de sus padres pero por el momento era algo de lo cual yo no tomaría ninguna decisión.

El frío ya se comenzaba a sentir, pues el invierno ya estaba cerca. A pesar de que Brahms me había decidido aplicar la ley del hielo yo le tenía preparada una sorpresa. Eso me motivo un poco así que me levanté de la cama y me fui directo al baño para darme una buena ducha fría. Al terminar salí despacio para no ocasionar ruido, baje las escaleras hasta llegar a la cocina y me puse hacer un pastel. Una vez listo, salí al bosque para poder cortar algunas flores ya que el invernadero aun no estaba recuperado, tomé un suéter y una pequeña canasta. Al poner un pie fuera, el aire helado me golpeó suavemente mi rostro, mi cabello se movía conforme el viento soplaba, por el clima que acompañada este día podría ir suponiendo que iban a llegar otras tormentas, aunque era raro que siguiera lloviendo.

Al llegar al bosque entre solo un poco, pues no conocía mucho los caminos y ni quería terminar perdida. Vi unas cuantas flores adornando de varios colores el gran bosque, decidí que cortaría solo pocas pues al final se secarían, lo cual me daría pena desperdiciar algo tan hermoso y lleno de vida. Sabía que él color favorito de Brahms era el rojo y verde por lo que con lo poco que encontré hice un hermoso ramo de flores de sus colores. Al regresar entre en total silencio pues aun tenía que organizar todo para que se viera mucho mejor.

Las horas pasaron y cuando los rayos del sol atravesaron la ventana de la cocina sabía que era cuestión de minutos para que el entrara por la puerta. Me quede escondida al lado del marco para darle una buena sorpresa, no paso mucho para que pudiera escuchar el sonido de una puerta abrirse y cuando vi su silueta pasar salí.

Sorpresa —grité emocionada mientras le arrojaba unos pétalos de flores.

Su expresión era justo lo que yo había imaginado, era frío y sin ningún tipo de emoción. Incluso diría que se veía algo confundido.

Qué es ésto? —por su tono de voz suponía que estaba molesto.

—Brahms hoy es tu cumpleaños —le señale el pastel que estaba en la mesa.

—De que hablas? —parecía estar demasiado confundido.

—Hoy es 13 de octubre —le mostre un viejo calendario que estaba pegando en el refrigerador—. Mira incluso aquí esta anotado.

—No puede ser el cumpleaños de alguien que ya esta muerto —él se giró en dirección a la puerta y sabía que se marcharía.

—Espera —lo tomé de la muñeca pero cómo de costumbre se soltó de mi agarré—. Se que lo que te pasó fue algo duro, pero a pesar de lo que digan tu estas aquí.

—Sigues sin entender nada.

—No espera —de nuevo lo detuve pero esta vez me atravesé para impedir su salida—. Tu naciste el 13 de octubre, por lo tanto hoy 13 de octubre es tu cumpleaños y cumples 29 años.

Beso De Buenas Noches Donde viven las historias. Descúbrelo ahora