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Las semanas pasaron y todo parecía que marchaba bien. La noticia de sus padres aún no era revelada, por lo que todas las noches me cuestionaba si debía seguir guardando el secreto o decirle.

Oliver había estado marcando insiste, para mi suerte Brahms siempre estaba ocupado en casa ocasión que le teléfono sonaba, lo que daba oportunidad de pedirle que dejara de marcar y que no era necesario que viniera a dejar comida; pues a un teníamos una buena ración de alimentos guardados. Sabía que a penas pusiera un pie diría algo sobre la muerte de los Heelshire y eso no lo podía permitir por ahora.

Cómo de costumbre desperté temprano dándome cuenta que Brahms no estaba a mí lado, pues ya habíamos comenzado a dormir juntos todas las noches. Me levanté y el sonido del agua cayendo reveló que Brahms estaba tomando un baño, abrí un poco la puerta y lo vi tranquilo en la tina; así que tomé un suéter y baje para preparar el desayuno pues sabía que tendría el día ocupado ya que era el "día de lavado"; y si que teníamos bastante ropa sucia.

Brahms bajo poco después de que sirviera el desayunó. Tenía que admitir que cada día me resultaba más guapo.

Pensé qué ibas a quedarte todo el día en el baño —comenté entre risas.

—Sí lo pensé pero me hacía falta algo —él se acercó y me cargó en sus brazos—. Me faltó mí chica.

—Brahms! Me vas a tumbar.

—Jamás te dejaría caer —me beso por toda la cara y después me dejo en el suelo.

—Ya desayuna mejor —me senté al lado ya que así lo había pedido el—. Hoy tienes una sección larga verdad?

—Sí y te voy a pedir un favor.

—Te escuchó.

—Necesito que salgas de la mansión por ese rato ya que voy hablar de algunas cosas.

—No te preocupes por eso —tomé su mano—. Hoy es día de lavado así que estaré mucha rato fuera.

—En ese caso —Brahms tomó el chocolate líquido y me lo embarro por toda la camisa.

—Brahms!

—Te ves tan —se acercó hasta mis labios donde me beso dejando una pequeña mordida en mi labio inferior—. Creo que tengo ganas de Vanessa en chocolate.

—Qué gracioso —ambos reímos y continuamos desayunando.

El desayuno terminó y me fui hasta mi habitación para poder cambiarme de ropa; una vez lista tomé la ropa sucia y antes de poder salir tomé el diario de la Señora Heelshire pues hasta ahora no había podido leer nada. Las cartas las escondí debajo de mí almohada pues Brahms no solía dormir en mi habitación sin mí, una vez lista deje todo en la puerta de la entrada pues me faltaba la ropa de Brahms así que tomando un atajo llegué rápido, tomé la ropa y salí antes de que Brahms me viera.

El aire afuera me resultaba algo relajante, pues el sonido de las hojas cayendo al suelo era algo reconfortante. Al llegar separé la ropa y empecé mi trabajó.

Una vez que la lavadora empezó su función saqué el diario, tomé aire y lo abrí.

Mi boda, planes nuevos, bebe en caminó, Brahms, la fiesta de Brahms, problemas, Greta. Esos eran unos de los tantos temas que tenía el pequeño diario, al final decidí leer el de la fiesta.

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La fiesta de Brahms.

Beso De Buenas Noches Donde viven las historias. Descúbrelo ahora