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Me quedé escuchando mis pensamientos y justo cuándo creí que Brahms se había ido comenzó a mover la puerta agresivamente.

Hola Oliver, cómo estás?

Al escuchar que Oliver había llegado me limpié las lágrimas y me acomodé un poco el cabello.

Sí, la puerta está cerrada y no sé si ella tenga ganas de verte hoy.

—Brahms dile que esperé —le grité y me levante de la cama de un salto.

Al dar el primer pasó, caí golpeando mi rostro contra el suelo. Intenté moverme pero mis piernas no respondían, era como si estas estuvieran dormidas, así que comencé arrastrarme para llegar hasta la puerta. Justo al llegar intenté levantarme pero mi vista se empezó a nublar, todo estaba tan borroso y de nuevo mi cuerpo parecía pesar más de lo normal.

Vanesa! Vanesa! —Brahms gritaba desesperado al escuchar el golpe de mi cara contra el suelo—. Estas bien? Vanesa estas bien?

No era capaz ni de responder, únicamente sentía mucho sueño, así que de poco a poco cerré los ojos; quedando tirando en el suelo.

No me sorprendió despertar y ver a Brahms sentado en la silla.

Ya estaba tan acostumbrada a siempre sentir su presencia en ese rincón

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Ya estaba tan acostumbrada a siempre sentir su presencia en ese rincón. Mirando al alrededor me di cuenta que todo estaba en su lugar, por lo que no entendía cómo era que había entrado a mi habitación.

Será mejor que hables con el doctor —Brahms arrimó el teléfono hasta mí.

—Sólo me caí por tonta —negué con la cabeza.

—No es la primera vez que te pasa ésto o sí?

—Talvez sea algo normal.

—Qué medicamentos estas tomando —encendió todas las luces y toma los medicamento verificando que todo estuviera en orden.

—Tomó lo que me das tú y la pastilla que Oliver me da.

—Qué pastilla Vanesa? —Brahms comenzó a sacar todas las pastillas y a ordenar cómo si buscará algo.

—Es una de color grisáceo con una cruz en medio.

—Qué raro! —por su expresión sabía que estaba muy molesto, pues sus venas se marcaban, sus puños estaban apretados y su mandíbula estaba tan tenza—. No te parece raro que te sientas mal?

—No comiences a involucrar a gente inocente, talvez tiene una explicación por la que las pastillas no estén aquí.

—Lo vas a defender?

—No, simplemente estoy pensando con la cabeza en calma, no cómo tú que crees que todo el mundo quiere dañarte.

Sin responder más tomó todas las pastillas y se marchó. Claro que yo no podía creer, que lo que me pasaba era algo intencional; sabía que todo tenía una explicación y no me iba a dejar manipular una vez más por Brahms. No dejaría que sus costumbres se me pasaran, si el quería desconfiar de todo el mundo adelante, pero yo no.

Beso De Buenas Noches Donde viven las historias. Descúbrelo ahora