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Durante toda la semana habíamos pasado buscando la ropa adecuada, Brahms quería que fuéramos bien vestidos ya que decía que su primera vez fuera de la mansión tenía que ser algo "inolvidable"

El tema de la fiesta era "época victoriana" Brahms era el que se veía más emocionado, pues cuando era pequeño una vez llego asistir a un baile así. Sus recuerdos estaban algo borrosos por lo que esto le interesaba en todos los aspectos. Durante estos días se dio a la tarea de que tuviera un vestido lindo, había mandado a Oliver a comprar varios en diferentes colores, pero ninguno parecía llamar mi atención; además que me sentía muy rara.

Brahms acomodó todos los vestidos en la cama, junto con demasiadas zapatillas y muchos objetos de los cuales desconocía su función. Con tan solo ver lo enormes que eran, ya me sentía incómoda.

Se supone que soy una chica de la época victoriana o una maldita casa rodante —tomé la pesada falda y mire a Brahms.

—Te veras hermosa!

—Pero incómoda, no puedo escoger otro vestido?

—Hagamos un trató si —caminó y me ofreció unos vestidos más pequeños—. Prueba te uno de estos y después uno de los grandes.

—Está bien.

Cerré la puerta con seguro, Brahms había sido amable de poner un espejo que me dejaba ver desde mis pies hasta mi cabeza lo que facilitaba que tomara una mejor decisión. Me probé el primer vestido, era de un color verde esmeralda y tenía unas hermosas piedras en todo el pecho; la tela se sentía de una buena calidad pero no me convencía ya que no quería brillar cómo esfera de disco.

El segundo me parecía hermoso pues era de un color negro, el cual siempre había sido mi color favorito. Tenía una ligera transparencia en la parte de la cintura, la falda era larga pero con una abertura en la pierna, tenia una combinación de elegancia y sensualidad. Pero no tenía nada que ver con la época victoriana, sin embargo no creo que fueran a matarme si rompía un poquito las reglas. Al final ni siquiera me tuve que probar el que era de un tono pastel, ese simplemente me parecía que estaba por cumplir mis xv, era cómo ver un enorme algodón de azúcar.

Me quedé ordenando los vestido y abrí la puerta para dejar entrar a Brahms.

Listo! Tomé mi decisión.

—Bien, muéstrame.

Tomé el vestido y se lo mostré; por la expresión en su cara podía decir que la idea no le caía muy bien.

Te probaste uno de estos?

—No.

—Y no quieres hacerlo?

—Me siento cómoda con el que elegí.

—Está bien, respeto tu decisión.

—Estás enojado?

—Claro que no, estoy feliz de que tomes tu propia decisión. Si tu estas cómoda con ese vestido yo respeto tu decisión.

Tú ya tienes tu traje?

—Sí pero me falta arreglar una cosa más, así que te veo en la cena.

Al salir cerro mi puerta y logre escuchar cómo los ruidos dentro de las paredes comenzaban a desvanecerse. Empecé a guardar las cosas pero como siempre la curiosidad por probarme uno de esos enormes vestidos, me estaba matando. Jamás en mi vida me había imaginado usando un vestido tan extravagante, sin embargo no quería quedarme con las ganas; asi que comencé a medirme un último vestido. Este era de un hermoso color rojo y entré más me veía más me confundía. Me sentía extraña pero en el fondo me gustaba e incluso más que el de color negro, no me importaba si era muy pesado pero en este instante borraba todo lo que decía sobre estos vestidos; a un asi me faltaba un último voto.



















Beso De Buenas Noches Donde viven las historias. Descúbrelo ahora