Chloe
☆
«MUCHO MÁS ESPECIAL»Menuda mierda.
Pero menuda... mierda.
—¿En serio que no hay manera de hacer que ese vídeo se extinga? —pregunto, completamente agobiada.
César niega con la cabeza.
—Se ha viralizado, Chloe. Aunque pidiéramos que todo el mundo lo borre, en algún sito quedaría siempre. Así son las redes sociales. Muy buenas para ciertas cosas, pero muy malas para otras.
Apoyo la frente en la mesa, y me doy un par de golpes. Ryan no me deja darme un tercero, porque me hace incorporarme.
No es que me estuviera dando fuerte, es que aún tengo la nariz bastante mal, y no puedo darme ni un mínimo golpe si quiero que se me cure cuanto antes.
—Tía, la gente está de tu lado. Te sentirías mejor si te pararas a leer los comentarios y opiniones un momento —dice mi mejor amiga.
Ya, ni de coña. Es que ni de coña vuelvo a mirar los comentarios.
¿Tan difícil es de entender que no quiero que se me defienda, sino que se extinga?
El vídeo de la pelea está por todo internet. Alguien se encargó de grabarnos desde el momento en el que ella vino a hablar conmigo, hasta que mi hermano me soltó el cuello y salimos de la discoteca.
Que la gente está supuestamente de mi lado sin saber nada de contexto sobre la situación, no sé si me hace sentir mejor o peor... ¿Cómo pueden ponerse a favor o en contra de alguien sin saber qué narices hay detrás? Eso me genera mucho rechazo. Las redes sociales son demasiado tóxicas.
—Por mucho que la gente esté de su lado y la quieran defender por algo que nadie sabe realmente por qué ha pasado, creo que habría que salir a dar explicaciones de forma indirecta. Una polémica tan pronto podría traeros problemas y, por experiencia, os recomiendo que lo hagáis cuanto antes, para que a la gente no le dé demasiado tiempo a especular o a sacar sus propias conclusiones —opina César.
—¿Y qué siguieres que hagamos? —pregunta Ryan.
—Decir la verdad, pero utilizando una tercera persona. Un falso testigo que relate lo que vio y escuchó. Tan solo prestándole un poco de atención al vídeo, se puede ver que aquella pelea no fue un arrebato cualquiera, sino que la estaban incordiando. —César me señala con la mano—. Que se cuente lo que pasó con palabras creará unas opiniones más fuertes y una imagen de la situación más creíble. Dejará de lado la duda de por qué esa pelea espontánea en mitad de una discoteca —explica César.
—Pero haciendo eso tendría que dar muchas explicaciones personales —contesto.
—Tan solo las justas y necesarias, Chloe. No hace falta que saques los detalles. Tan solo que pongas sobre la mesa aquel comentario que te hizo estallar.
«Saturaste tanto a tu madre que terminó por querer quitarse la vida. TÚ dejaste a mi novio sin madre. TÚ... la mataste.»
Niego con la cabeza.
No puedo explicar de forma indirecta que la novia de mi hermano me echó en cara que yo hice que mi madre quisiera quitarse la vida. No puedo decirle a la gente, así como si nada, que mi madre se suicidó, tan solo para que las personas que han visto ese vídeo no se me echen encima. Es que me da igual lo que piensen de mí o de lo que han visto.
No me siento orgullosa del número que montamos, pero eso no quiere decir que me arrepienta de haber hecho lo que hice.
A veces sí que es necesario golpear a alguien para callarle la boca.
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A fuego lento ©
RomanceChloe tiene un sueño: que su banda de rock y su música resuenen en los corazones de todo el mundo. Componer canciones ha sido lo que le ha salvado la vida después de sentir que todo estaba completamente destruido y perdido... Sobre todo ella. Sin...